Beltrones exige apoyo a Sheinbaum mientras EE.UU. cierra la frontera

En un giro digno de una tragicomedia shakespeariana, el senador Manlio Fabio Beltrones, viejo zorro del PRI, ha decidido que la oposición debe abrazar con fervor casi religioso a la presidenta Claudia Sheinbaum. ¿El motivo? Estados Unidos, ese vecino que reparte abrazos con alambre de púas, ha decidido que los migrantes son como invitados no deseados en una fiesta de gala.

“Aunque algunos todavía crean en la democracia y esas tonterías”, declaró el político con la solemnidad de un cardenal pidiendo limosna, “la jefa del país necesita que le besen el anillo… digo, que la apoyen sin condiciones”. El exgobernador sonorense, cuya carrera política ha sobrevivido más crisis que el peso mexicano, aseguró que Sheinbaum maneja las relaciones bilaterales con la delicadeza de un elefante en una cristalería… pero al menos es nuestro elefante.

Entre risas de autocomplacencia, Beltrones —quien conoce el arte de negociar como los gatos conocen el arte de caer siempre de pie— advirtió que México debe arrastrarse con elegancia: “El presidente gringo puede poner un muro de fuego si le place. Nosotros debemos ofrecer abanicos y sonrisas”. Y añadió, con perla de sabiduría priista: “La diplomacia es como un tequila: si no lo tomas de golpe, te lo derraman”.

Prometió desde su curul —ese trono desde donde los senadores mexicanos contemplan el país como si fuera un ajedrez donde las piezas son el pueblo— que seguirá impulsando una política exterior “sin estridencias”. Traducción: seguirán pidiendo permiso para respirar mientras fingen que no les duele la rodilla en el suelo.