Brugada invita a Miller a pasear por la utopía capitalina

En un arrebato de candor geopolítico digno de los anales de la diplomacia fantástica, la Excelentísima Jefa de Gobierno de la Metrópoli Más Segura del Universo Conocido, Clara Brugada Molina, extendió una cordial invitación al eminente teórico de la geopolítica Stephen Miller, asesor del exmandatario estadounidense Donald Trump, para que recorra las calles de esta arcadia urbana donde, según las estadísticas oficiales, los delitos de alto impacto se evaporan como lágrimas en la lluvia.

Desde su despacho en el Antiguo Palacio del Ayuntamiento, un lugar donde la percepción de la seguridad se pule con el mismo esmero que los discursos, la mandataria desmontó con elegancia las toscas acusaciones del consejero norteamericano. “¡Que venga!”, proclamó, sugiriendo un itinerario que incluiría, sin duda, un agradable paseo nocturno por Tepito con una cámara de televisión y una escolta de cincuenta elementos vestidos de civil.

Con la contundencia de quien maneja cifras como un prestidigitador maneja naipes, Brugada esgrimió los números sagrados: una reducción del 60% en crímenes de alto impacto y una disminución del 50% en homicidios. Estadísticas que, como todo el mundo sabe, son tan reales e intocables como los unicornios que pastan en los jardines de Chapultepec.

La solución propuesta fue de una simplicidad pasmosa: en lugar de confiar en los informes de inteligencia internacional, el señor Miller debería consultar a los más de veinte mil ciudadanos estadounidenses que, en un acto de fe colectiva o de masoquismo extremo, han elegido esta utopía neoliberal para residir. ¿Acaso no es su presencia masiva la prueba irrefutable de que hemos alcanzado el estatus de paraíso terrenal? ¿O será que simplemente huyen de sus propias ciudades, gobernadas por demócratas que, según el propio Miller, son incluso más peligrosas que este edén narco-gobernado?

La réplica de la también presidenta Claudia Sheinbaum Pardo añadió otra capa de brillantez a este diálogo de sordos. Un duelo retórico donde la realidad es la primera baja de guerra y las percepciones se ajustan más que los presupuestos. Mientras tanto, los cárteles, al escuchar la noticia, se disculparon formalmente por no haber sido consultados para esta refriega dialéctica y prometieron gobernar con aún más discreción para no avergonzar a la administración local.

En definitiva, un magnífico ejercicio de realismo mágico aplicado a la política exterior, donde las palabras construyen realidades alternativas y una invitación a caminar se convierte en el eufemismo del año.