Una advertencia desde el corazón de la industria
Con una antelación que raya en lo premonitorio, a ocho meses del inicio de la Copa Mundial de la FIFA 2026, una voz al interior del sector restaurantero de la Ciudad de México ha levantado la mano para señalar un peligro inminente. Jack Sourasky, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac CDMX), no solo anticipa una práctica común, sino que la expone con crudeza: existe una alta probabilidad de que sus propios agremiados abusen de los precios durante el magno evento.
¿Por qué un líder sectorial haría una confesión tan reveladora? La investigación sugiere que no se trata de un simple llamado a la conciencia, sino del reconocimiento tácito de un patrón histórico que ahora amenaza con empañar la imagen de la capital ante el mundo. “Eso nos va a afectar el turismo”, admitió Sourasky en una declaración que parece más una crónica de una crisis anunciada que una recomendación.
La sombra de la Profeco y una percepción de ciudad cara
El testimonio del representante de aproximadamente 64,000 establecimientos de comida va más allá de la autorregulación. Al mencionar explícitamente a la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), ¿está advirtiendo a sus agremiados sobre una futura intervención regulatoria que él ya da por hecha? Las capas de esta narrativa comienzan a revelar que el verdadero temor no es la multa en sí, sino el daño colateral: “La Ciudad tendrá una percepción muy cara al turismo y vamos a perder mucho turismo”.
Pero, ¿es esta la única verdad? Un análisis más profundo conecta puntos que inicialmente parecen inconexos. La solución que plantea la Cámara no se limita a contener la especulación de precios. Incluye una serie de ajustes en el servicio que delatan la magnitud del desafío: desde la contratación de personal políglota hasta la creación de nuevos menús. Esto no es una preparación rutinaria; es la evidencia de que la industria sabe que no está lista para la avalancha de visitantes internacionales.
La capacitación en inglés: ¿Una cortina de humo o una necesidad genuina?
La insistencia en capacitar a los trabajadores del sector, “principalmente en inglés“, y la creación de menús bilingües plantea una pregunta incisiva: ¿Está la Canirac utilizando la promoción de la preparación lingüística y gastronómica como un discurso para enmascarar la preocupación central que es la contención de la codicia sectorial?
Al concluir su intervención, Sourasky instó a “conocer nuestra gastronomía”. Sin embargo, la revelación significativa aquí es otra: la lucha interna de un gremio que, ante la oportunidad económica más grande en años, se debate entre el beneficio inmediato y la sostenibilidad a largo plazo. La investigación concluye que este llamado a las buenas prácticas es, en realidad, el primer acto de un drama que se desarrollará en las mesas de los restaurantes y que podría definir la huella económica del Mundial mucho después de que termine el último partido.