CDMX se derrite bajo 31 grados y promesas gubernamentales

Este miércoles, la Ciudad de México experimentará lo que las autoridades, en un arrebato de creatividad terminológica, han decidido llamar “clima extremadamente caluroso“: 31 grados Celsius, una temperatura que en cualquier otro lugar del planeta sería considerada un día primaveral agradable, pero que aquí equivale al preludio del apocalipsis térmico.

Las alcaldías afectadas —Azcapotzalco, Benito Juárez y compañía— sufrirán este “infierno” con la misma eficiencia con que sus gobiernos locales resuelven los baches: es decir, sudando profusamente mientras repiten “es culpa de la administración pasada“.

El Reporte Meteorológico de la SGIRPC (Siglas que nadie recuerda pero suenan importantes) advierte que el termómetro alcanzará su clímax a las 15:00, hora en que los funcionarios públicos suelen alcanzar también su pico de productividad: buscando sombra.

Para hacer el drama más cinematográfico, el calor vendrá acompañado de radiación ultravioleta capaz de freír un huevo en la banqueta (o las promesas de campaña) y vientos huracanados de 45 km/h, suficientes para llevarse los toldos de los puestos callejeros… pero no la corrupción.

Frente a este escenario dantesco, las recomendaciones oficiales son un decálogo de obviedades: “usen bloqueador” (como si el presupuesto público no lo hubiera bloqueado ya), “vistan claro” (a diferencia de sus intenciones) y “eviten comer en la calle” (prefieran los sobreprecios en restaurantes con contratos dudosos).

• El único consejo sensato: “no se expongan al sol“, especialmente si son funcionarios bajo la lupa de la fiscalía.