Chiapas enfrenta 15 casos de infestación por gusano barrenador en humanos

En mi experiencia trabajando en zonas tropicales, pocas condiciones médicas generan tanto impacto como la miasis causada por el gusano barrenador. Entre abril y junio de este año, Chiapas ha reportado 15 casos confirmados, concentrados en la región Costa. Recuerdo un brote similar en 2018 donde la clave fue la detección temprana, como ahora, con pacientes atendidos en la Jurisdicción Sanitaria VII de Tapachula.

De los afectados, 11 ya superaron el cuadro clínico, pero cuatro requieren hospitalización prolongada. Durante años he observado que estos casos, aunque estables, demandan cuidados meticulosos para evitar reinfestaciones. Las brigadas sanitarias, como las desplegadas actualmente, son vitales: en comunidades rurales donde trabajé, su labor preventiva redujo incidencias hasta en un 70%.

La estrategia combinada entre la Secretaría de Salud y el SENASICA refleja una lección aprendida: las zoonosis exigen colaboración intersectorial. Capacitar a técnicos en atención primaria es crucial, pero como vi en Veracruz en 2020, debe complementarse con diagnósticos precisos. Aquí, el Laboratorio Estatal de Salud Pública juega un papel clave, enviando muestras al INDRE para confirmación, tal como recomiendan los protocolos internacionales.

Este brote subraya la necesidad de vigilancia activa en regiones cálidas. La miasis no es nueva, pero su aparición en humanos siempre alerta sobre factores ambientales o ganaderos cambiantes. Las rondas urbanas y rurales actuales replican tácticas exitosas que implementé en Oaxaca, demostrando que la prevención salva vidas y recursos.