Colectivos LGBTQ+ exigen justicia por asesinatos de La Sharis y La Vale

CULIACÁN, Sin.— La indignación crece entre los colectivos de la diversidad sexual tras los brutales asesinatos de La Sharis y La Vale, cuyos casos presentan claros indicios de transfeminicidio. Desde hace años, he visto cómo la impunidad se repite: solo uno de 28 crímenes documentados contra esta comunidad en Sinaloa ha sido resuelto. Hoy, frente a Palacio de Gobierno, las fotos de tres desaparecidos —Monse Imperial, Gueddelipy y Lizbeth Valenzuela— nos recuerdan que el tiempo corre en contra.

Recuerdo el hallazgo del cuerpo de La Vale, una adolescente transgénero, en un ejido de Ahome. Las autoridades tardaron días en identificarla mediante pruebas forenses, mientras su familia suplicaba respuestas. La violencia del crimen dejó pocas dudas: fue un acto de odio. Lo mismo ocurrió con La Sharis, una mujer trans de 58 años golpeada hasta la muerte en Juan José Ríos. Sus amigos tuvieron que forzar la puerta de su casa para encontrarla sin vida.

Tiago Ventura, de Sinaloa Incluyente, lo dijo claro: “No podemos normalizar esto”. La fiscalía debe actuar ya. Estos no son casos aislados; son parte de un patrón que amenaza a toda una comunidad. El gobernador Rocha Moya tiene en sus manos la oportunidad de cambiar la historia. Como activista, he aprendido que la presión pública es vital, pero sin acciones concretas, las pancartas y las velas no bastan. La justicia no puede seguir siendo una promesa incumplida.