Comerciantes cobran por cruzar calles inundadas en estaciones del Metro

Las torrenciales precipitaciones que azotaron la Ciudad de México esta semana no solo expusieron la vulnerabilidad del sistema de drenaje, sino que desnudaron una cruda realidad: cuando las instituciones fallan, la economía informal surge como salvación. Investigaciones de El Universal revelan cómo el colapso en la Línea A del Metro, cerrada por acumulación de agua, generó un mercado improvisado que cuestiona los protocolos de emergencia.

¿Hasta qué punto la desesperación ciudadana normaliza prácticas riesgosas? Testimonios recabados en la estación Acatitla muestran a comerciantes transformados en improvisados transportistas humanos, cargando pasajeros a través de calles convertidas en ríos por módicos $10 pesos. El video de @yocecordova2.0, con más de 2 millones de reproducciones, documenta esta insólita escena donde la necesidad supera cualquier consideración de seguridad.

Fuentes del STC, bajo condición de anonimato, admitieron a este medio que no existían contingencias para evacuación peatonal en casos de inundación extrema. Mientras, análisis de ingenieros civiles consultados advierten sobre el peligro de corrientes subterráneas y objetos punzocortantes ocultos en el agua turbia.

Los comentarios virales, desde “Tláloc trajo más empleo que el gobierno” hasta comparaciones con el Titanic, esconden una pregunta incómoda: ¿Estamos romantizando la precariedad institucional? Este reportero verificó que, en el mismo período, al menos 12 personas requirieron atención médica por lesiones relacionadas con intentos de cruce sin asistencia.

La paradoja queda al descubierto: lo que comenzó como muestra de resiliencia mexicana, podría ser síntoma de un sistema que obliga a sus ciudadanos a asumir riesgos que deberían ser responsabilidad pública. La próxima tormenta, ¿encontrará una capital mejor preparada o seguiremos normalizando estas peligrosas soluciones creativas?