La Arena Ciudad de México fue el escenario de una celebración significativa que reunió a aproximadamente veintidós mil personas para conmemorar el septuagésimo aniversario de Ricardo B. Salinas Pliego, presidente fundador de Grupo Salinas. El evento, caracterizado por una energía notable, sirvió como una plataforma donde la figura empresarial se dirigió directamente a una audiencia mayoritariamente joven, a quienes se refirió afectuosamente en sus redes sociales como sus “sobrinos”.
Durante su intervención, Salinas Pliego abordó de manera directa la situación legal y fiscal que actualmente enfrenta su conglomerado corporativo. Expresó una clara intención de resolver los litigios pendientes, destacando el impacto que estos procesos tienen en la estabilidad operativa del grupo. Manifestó que en Grupo Salinas existe un cansancio generalizado por la prolongada batalla legal y un deseo explícito de concluirla, enfatizando la necesidad de proteger los intereses de una base sustancial de clientes y empleados. Detalló que la organización atiende a veinte millones de clientes en Banco Azteca, diez millones en Electra, y cinco millones en Total Play, subrayando la responsabilidad de garantizar la estabilidad económica para más de doscientas mil familias que dependen directa o indirectamente de las empresas del grupo.
En un movimiento que buscaba transmitir transparencia y voluntad de diálogo, el empresario anunció la publicación de dos documentos clave. El primero, según explicó, es un escrito dirigido al Servicio de Administración Tributaria con una antelación de diez días al evento, en el cual se solicita formalmente a la autoridad fiscal que precise el monto total requerido para liquidar la deuda en disputa. Esta declaración refuerza la postura pública que ha mantenido sobre su disposición a pagar, pero condicionada a que se le notifique oficialmente la cantidad exacta a liquidar, un punto que ha sido central en el debate público sobre este contencioso.
Tras las presentaciones musicales de Myst y La Santanera, Ricardo Salinas Pliego, una figura que ha cultivado una conexión particular con el público a través de un estilo de comunicación directo y cercano, tomó el escenario. Su mensaje se centró en gran medida en el futuro del país y el papel de las nuevas generaciones. Acompañado en el escenario por su esposa, María Laura Medina de Salinas, y sus hijos, el momento de cortar el pastel se transformó en un escenario para compartir una reflexión personal y un llamado a la acción.
Dirigiéndose específicamente a los jóvenes, Salinas Pliego describió la visión de un México donde el esfuerzo y la actitud positiva son los motores del progreso individual y colectivo. Afirmó con convicción que con determinación y trabajo es posible transformar las circunstancias, haciendo un llamado a cambiar el entorno nacional para que todos los mexicanos tengan la oportunidad de prosperar. Su discurso combinó elementos de motivación personal con una crítica implícita a las condiciones estructurales que, desde su perspectiva, limitan el desarrollo y el emprendimiento en el país.
La culminación de su participación estuvo marcada por un consejo que resonó como un resumen de su filosofía de vida y de negocios. Citando una adaptación de una frase ampliamente conocida, declaró que el éxito nunca es definitivo y el fracaso no es fatal, sino que lo que verdaderamente importa es el coraje para perseverar. Este mensaje, dirigido a una audiencia que lo sigue no solo como empresario sino como una figura de influencia, encapsula la narrativa de resiliencia que ha caracterizado parte de su trayectoria pública. Con un contundente “¡Y viva México!”, concluyó su discurso, sellando una celebración que trascendió el ámbito personal para convertirse en un acto con marcados matices corporativos y sociales.
El festejo, que se extendió por aproximadamente seis horas, contó con un aforo completo y estuvo salpicado de sorpresas y obsequios para los asistentes, consolidando la relación de Salinas Pliego con su base de seguidores digitales en un espacio físico de gran magnitud. El evento no solo marcó un hito personal en la vida del empresario, sino que también delineó con claridad su postura frente a los desafíos actuales de su imperio comercial y su visión de futuro para las siguientes generaciones de mexicanos.




















