Un giro disruptivo: cuando el “fracaso” se convierte en semilla
¿Qué sucede cuando, en lugar de insistir en un camino obsoleto, damos un volantazo radical hacia lo inesperado? La historia del Parque Ecológico Lago de Texcoco no es solo la cancelación de un aeropuerto; es un manifiesto de pensamiento lateral aplicado a la planificación urbana. Mientras muchos veían un terreno para cimientos de concreto, una visión disruptiva percibió la oportunidad de sanar un ecosistema.
El proyecto del NAICM representaba la lógica convencional: crecimiento a cualquier costo, dominio sobre la naturaleza. Su cancelación fue tachada de retroceso. Pero, ¿y si en realidad fue el primer paso audaz para reconectar con un territorio que clamaba por regeneración? La decisión de transformar esas 14 mil hectáreas en un santuario natural desafía el dogma del desarrollo medido únicamente en cemento y acero.
De la infraestructura gris a la infraestructura verde: un nuevo paradigma
La presidenta Claudia Sheinbaum no solo presenta un parque; encarna un cambio de paradigma. En lugar de un aeropuerto inviable –una solución del siglo XX a un problema del siglo XXI–, hoy emerge una infraestructura verde multifuncional. ¿Es esto un simple espacio recreativo? No. Es una solución sistémica: un regulador climático, un reservorio de biodiversidad, un campo de beisbol y futbol, y un símbolo de resiliencia comunitaria.
Imaginen el pensamiento innovador requerido para ver, donde otros veían pistas de aterrizaje, futuros diamantes de béisbol y canchas de futbol americano. Esta es la esencia de la transformación: convertir un problema geotécnico (el hundimiento) en la razón fundamental para un parque ecológico. No se lucha contra la naturaleza; se coopera con ella.
Lección visionaria: las crisis como catalizadores de creatividad
Este caso es un manual de innovación disruptiva. Conecta puntos aparentemente inconexos: la política, la ecología y el deporte. Propone una pregunta provocativa: ¿Cuántos “elefantes blancos” infraestructurales en nuestras ciudades podrían tener una segunda vida como espacios de bienestar colectivo y restauración ambiental?
El recorrido de Sheinbaum y la gobernadora Delfina Gómez no es una simple visita oficial. Es la inauguración de una nueva lógica. “¡Viva la transformación!”, exclama. Y tiene razón. No la transformación de un gobierno, sino la transformación mental que nos permite repensar, reimaginar y regenerar. El Lago de Texcoco ya no es el fantasma de un aeropuerto; es un faro que ilumina un camino alternativo, donde el bienestar de las personas y el planeta se construye, literalmente, sobre las bases de lo que pudo ser un error.















