Descubren 1.3 toneladas de cocaína en operativo costero de Guerrero

En las aguas turbulentas del Pacífico mexicano, un operativo coordinado entre la Secretaría de Marina (Semar), la Defensa Nacional y la Fiscalía General de la República (FGR) dejó al descubierto una red de narcotráfico que intentaba infiltrar 1.3 toneladas de cocaína. ¿Quiénes estaban detrás de este cargamento? ¿Y por qué las costas de Guerrero se han convertido en un punto crítico para el crimen organizado?

Durante un patrullaje rutinario, marinos avistaron 68 bultos flotantes, cuidadosamente amarrados para evitar su dispersión. Cada paquete, con el sello distintivo del narcotráfico —ladrillos compactos de un polvo blanco—, fue analizado in situ, confirmando las sospechas: clorhidrato de cocaína, con un valor estimado en millones de dólares en el mercado negro. ¿Cómo logró este cargamento llegar hasta allí sin ser detectado antes?

Fuentes cercanas a la investigación revelaron que el modus operandi sugiere la participación de cárteles con presencia en la zona, aunque las autoridades evitan señalar a un grupo específico. “Este hallazgo es solo la punta del iceberg”, advirtió un oficial naval bajo condición de anonimato. “Las rutas han cambiado, y los narcotraficantes están usando métodos más sofisticados”.

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El cargamento fue trasladado a la Octava Región Naval para su análisis forense, mientras la FGR inicia una investigación que podría desentrañar conexiones internacionales. ¿Estamos ante una nueva estrategia de los cárteles para evadir controles? Lo cierto es que, pese a los operativos, el flujo de drogas persiste, planteando un desafío mayúsculo para las fuerzas de seguridad.

Este incidente reaviva el debate sobre la eficacia de las estrategias antidrogas en México. Mientras las autoridades celebran el decomiso, analistas cuestionan si estas acciones son suficientes para frenar un negocio que mueve miles de millones. La pregunta queda flotando: ¿quién controla realmente estas aguas?

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