Uriel “N”, el individuo identificado como presunto responsable del acoso sexual contra la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, está siendo investigado por una agresión adicional contra otra mujer en las calles del Centro Histórico, de acuerdo con reportes oficiales de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México. Este desarrollo sugiere un posible patrón de conducta delatado por la rapidez y similitud de los eventos.
La detención del sospechoso, de 33 años, se produjo tras la intervención inmediata de elementos de la SSC que patrullaban la colonia Centro, en la alcaldía Cuauhtémoc. Una joven de 25 años solicitó auxilio a los oficiales, reportando que un sujeto la había tocado de manera indebida. La víctima proporcionó una descripción precisa del agresor, lo que permitió desplegar de forma inmediata un operativo de búsqueda en la zona. La efectividad de esta respuesta policial fue crucial para la localización del individuo minutos después sobre el Paseo de la Condesa, donde fue identificado de manera contundente por la denunciante.
Tras su aprehensión, se le informaron sus derechos constitucionales y fue puesto a disposición del agente del Ministerio Público correspondiente para el deslinde de sus responsabilidades. Lo más significativo de las pesquisas iniciales es la conexión que las autoridades están estableciendo entre este evento y el acoso sufrido por la Presidenta Sheinbaum horas antes, ocurrido también en el primer cuadro de la ciudad. Además, se investiga su posible vinculación con otro incidente reportado en la intersección de las calles Bolívar y Tacuba, lo que apunta a una serie de agresiones con un modus operandi similar en un área y periodo de tiempo reducidos.
Según fuentes policiales consultadas, el modus operandi presuntamente empleado por Uriel “N” consistía en seguir a sus víctimas durante varios metros, aprovechando la densidad peatonal característica de la zona, para realizar los tocamientos indebidos y posteriormente huir mezclándose entre la multitud. Esta táctica refleja una apropiación predatoria del espacio público, utilizando el anonimato que proporcionan las aglomeraciones para cometer sus actos y dificultar su identificación y captura.
La Secretaría de Seguridad Ciudadana ha reiterado, a través de sus comunicados, su compromiso institucional para combatir la violencia de género y atender con celeridad todas las denuncias presentadas por la ciudadanía. En este contexto, se ha hecho un llamado explícito a otras posibles víctimas de agresiones similares en la zona para que se presenten y formalicen sus denuncias. Cada testimonio no solo fortalece el caso específico contra el detenido, sino que también contribuye a construir patrones de evidencia sólidos para la Fiscalía, esenciales para judicializar estos delitos de manera efectiva.
La persistencia de estos incidentes en una de las áreas más transitadas y simbólicas de la capital subraya un desafío de seguridad pública más amplio. La respuesta inmediata en este caso particular demuestra avances en los protocolos de reacción, pero también evidencia la necesidad de estrategias preventivas más robustas que disuadan este tipo de conductas y protejan el derecho de las mujeres a transitar libremente y sin violencia.
La efectividad del sistema no se mide solo por la captura del agresor, sino por su capacidad para prevenir que estos hechos ocurran. El Ministerio Público asume ahora la responsabilidad de continuar con las indagatorias para determinar con precisión la situación jurídica del detenido y confirmar su grado de participación en esta serie de eventos. El proceso legal subsiguiente será un examen crucial para la aplicación de la justicia en casos de acoso sexual, enviando un mensaje claro sobre la tolerancia cero hacia estas agresiones. La resolución de este caso está siendo observada con atención, no solo por la notoriedad de una de las presuntas víctimas, sino porque representa una oportunidad para reforzar la credibilidad de las instituciones en la protección de todas las mujeres, sin distinción.

















