Detienen a activista migrante antes de caravana hacia Ciudad de México

Tapachula, Chiapas — En un giro que recuerda los patrones de criminalización a defensores que he documentado por años, Luis García Villagrán, director del Centro de Dignificación Humana, fue aprehendido este martes por agentes de la Agencia de Investigación Criminal (AIC). La detención ocurrió tras una protesta simbólica donde acompañó a un performance satírico de Donald Trump —táctica que, en mi experiencia, suele escalar la respuesta gubernamental.

Trasladado a instalaciones federales cerca de la frontera guatemalteca, el caso evoca memorias de 2019 cuando arrestaron a otro líder migrante horas antes de una caravana. La estrategia es clara: descabezar movimientos. García Villagrán enfrentaba acusaciones previas contra la Comar y el INM por presunta venta de visas humanitarias —patrón de corrupción que he visto repetirse desde Tabasco hasta Tijuana.

En su última conferencia, anunció el “Éxodo por la Justicia”: 2,000 migrantes (principalmente de Cuba, Haití y África) partirían hacia la capital. “No tenemos recursos para coyotes”, declaró. Esta narrativa de resistencia económica me trae a la mente las caravanas de 2018, donde también se denunció el cobro ilegal por trámites gratuitos —25 mil pesos por visa, según el activista.

Fuentes sugieren que su arresto busca frenar la caravana programada para llegar primero a Arriaga (290 km) y luego a la CDMX. En mi trayectoria, he aprendido que estas detenciones “preventivas” suelen intensificarse en periodos electorales o ante presión internacional. La pregunta ahora es si el movimiento podrá reorganizarse, como ocurrió con el éxodo hondureño tras la detención de sus líderes.

Lo que sigue es previsible: procesos legales dilatados, campañas de desprestigio (las acusaciones de corrupción son un clásico), y posible deportación de participantes. Pero como enseñan los 15 años que llevo documentando estos casos, la determinación migrante suele ser más fuerte que las barreras.