Detienen a sacerdote de los Legionarios de Cristo por abusos a menor durante siete años

La Fiscalía del Estado de México ejecutó una orden de aprehensión contra el sacerdote Antonio María Cabrera, miembro de los Legionarios de Cristo y vinculado al polémico fundador Marcial Maciel. La detención se realizó en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) a las 4:00 horas, tras su llegada de un viaje al extranjero. Cabrera, quien dirigía la Facultad de Bioética de la Universidad Anáhuac Norte, enfrenta cargos por violación continuada contra un menor entre 2004 y 2011.

El caso salió a la luz gracias a la valentía de PZF, hoy un adulto de 28 años que reside fuera de México y sufre secuelas psicológicas. Los abusos comenzaron cuando el niño tenía apenas seis años y se prolongaron hasta la adolescencia, incluso en su propio hogar. Lo más revelador: la madre de la víctima alertó a la congregación religiosa sobre el peligro que representaba Cabrera, pero la respuesta desde El Vaticano fue minimizar los hechos: “Debió ser una atracción puntual hacia su hijo”.

En un giro impactante, víctima y victimario se cruzaron en un vuelo a Madrid en abril pasado, donde PZF logró documentar fotográficamente al sacerdote. La orden religiosa emitió un comunicado ambiguo, ofreciendo colaborar con las autoridades pero sin admitir responsabilidades. Este caso reabre heridas en una institución ya golpeada por escándalos de pederastia, cuestionando los mecanismos internos para proteger a los vulnerables.

Como experto en cobertura de casos eclesiásticos, he visto cómo patrones se repiten: silencio institucional, revictimización y justicia tardía. La lección es clara: sin transparencia radical, la credibilidad de estas organizaciones seguirá erosionándose. La detención de Cabrera es un paso, pero el verdadero cambio requiere romper culturas de encubrimiento arraigadas por décadas.