Detienen a sujeto que aterrorizaba a mujeres cerca del ITESO

En un giro que nadie vio venir (excepto las cinco denuncias y diez víctimas), la Fiscalía del Estado anunció la detención de un individuo cuyo hobby era convertir las calles de Tlaquepaque en su personal sala de terror misógino. El sujeto, cuyo nombre las autoridades guardan con el celo de un secreto de estado —quizá para no arruinar su futuro político—, se especializaba en golpear y acosar a mujeres al azar, siempre y cuando no estuvieran acompañadas por un hombre. Porque, claro, la presencia masculina es el antivirus perfecto contra la violencia machista.

Las cámaras de videovigilancia, esos testigos mudos que graban pero rara vez prevén, captaron al sospechoso luciendo un chaleco antirreflectante, como si su atuendo laboral le diera licencia para convertir aceras en zonas de peligro. Entre junio y julio, este moderno Jack el Destripador de colonia Haciendas de San José dejó un rastro de al menos cinco ataques, incluyendo uno donde arrojó a una mujer contra un poste de teléfono, dejándola incapacitada por 22 días. “No me robó”, aclaró la víctima, porque en este país el agravante es que te golpee y te quite el celular.

Mientras la Fiscalía hablaba de cinco denuncias, la Unión de Sociedades del ITESO contabilizó diez, demostrando una vez más que las instituciones y la realidad tienen una relación distante. Para colmo, una cuenta anónima en X (antes Twitter) reveló su identidad: Jesús. Irónico nombre para alguien cuyo pasatiempo era jugar a ser el anticristo de las peatonalas. Eso sí, las autoridades se negaron a confirmar si era él, porque ¿para qué usar pruebas ciudadanas cuando puedes alargar el misterio como telenovela de las 9?

Así, entre cifras contradictorias y cámaras que filman pero no protegen, Tlaquepaque suma otro capítulo en el manual de cómo sobrevivir a la impunidad. Porque aquí, hasta para ser víctima hay que cumplir requisitos: estar sola, ser mujer y esperar que el agresor no lleve chaleco reflectante.