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Docentes de la CNTE irrumpen violentamente en la sede nacional del SNTE

La tensión alcanza su punto máximo mientras docentes desafían al sindicato oficial en una protesta sin precedentes.

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¿Qué impulsa a miles de educadores a tomar medidas tan radicales? Tras 21 días de paro, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) escaló su protesta con acciones que desafían toda lógica institucional. Testigos presenciales reportan el estruendo de cristales quebrando y el impacto metálico de mazos contra las barreras de acero que protegen la sede del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).

Fuentes internas revelan que el epicentro del conflicto se ubica en el despacho de Adolfo Cepeda Salas, secretario general del sindicato y senador morenista, cuya gestión es cuestionada por bases disidentes. “No es solo por la reforma al Issste”, confiesa una profesora de Oaxaca bajo condición de anonimato, “es por años de promesas incumplidas y estructuras corruptas”.

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La escena fuera del edificio en República de Venezuela es de tensión contenida. Maestros con pasamontañas corean consignas contra lo que denominan “charrismo sindical”, mientras tácticas de control interno sorprenden: la prohibición de registro audiovisual bajo amenaza de confiscación. ¿Qué buscan ocultar o proteger? Expertos en movimientos sociales consultados sugieren que esta medida refleja tanto temor a represalias como estrategias de acción colectiva.

Documentos obtenidos en exclusiva muestran que la fractura entre bases magisteriales y la cúpula sindical se profundizó tras el último acuerdo salarial. Mientras el SNTE celebraba “logros históricos”, circulaban entre los docentes memorandums que revelaban recortes encubiertos a prestaciones. Esta discrepancia de narrativas, según analistas, alimentó el descontento que hoy estalla en las calles.

Al cierre de esta edición, la puerta blindada cedió ante la presión constante. Pero más allá de los escombros, la verdadera pregunta persiste: ¿este acto de fuerza representa el colapso de un modelo sindical o el inicio de una nueva fase en el conflicto educativo? Una cosa es clara: las grietas en el sistema son ahora demasiado visibles para ignorarlas.

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