La Audiencia Clave y una Lección sobre Estrategias Dilatorias
En mi larga trayectoria observando procesos penales de alto perfil, he aprendido que la batalla legal a menudo se libra no solo en el fondo del caso, sino en los plazos y formalidades. La posibilidad de que el exgobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, obtuviera su libertad condicional se esfumó temporalmente esta semana. El motivo fue una acusación de la Fiscalía General de la República (FGR), donde un testigo clave señaló que Duarte ha obstruido de manera reiterada el proceso por el delito de desaparición forzada. Esto no es una simple acusación; es un recordatorio de cómo la defensa puede utilizar el propio sistema a su favor, una táctica que he visto desgastar incluso a los fiscales más preparados.
El Juego de la Evasión: Una Narrativa Recurrente
Durante la audiencia, la fiscal Denise Moreno Córdova presentó ante la jueza de Ejecución Penal, Ángela Zamorano Herrera, un relato que me resultó dolorosamente familiar. Explicó que la imputación formal del delito a Duarte tomó más de un año debido a las estrategias dilatorias del exmandatario. Tras su extradición desde Guatemala en 2018, la justicia veracruzana ya había girado una orden de aprehensión por la desaparición de un taxista. Sin embargo, la experiencia me ha enseñado que una orden de aprehensión es solo el primer paso en un largo y sinuoso camino.
Crónica de las Postergaciones
La fiscal detalló dos episodios específicos que son un manual de tácticas evasivas. La audiencia inicial, agendada para agosto de 2021, fue cancelada porque Duarte alegó haber tenido contacto con una persona contagiada de COVID-19. Luego, en noviembre de ese mismo año, volvió a negarse a comparecer, argumentando un supuesto desconocimiento de los cargos en su contra. He sido testigo de cómo este tipo de argumentos, aunque puedan parecer débiles, consiguen su objetivo principal: ganar tiempo. Ante esta sucesión de negativas, la Fiscalía de Veracruz se vio obligada a recurrir a la entonces fiscal de la Ciudad de México, Ernestina Godoy, para que se ejecutara finalmente la orden de aprehensión el 3 de diciembre de 2021.
El Impacto Real Más Allá del Caso Particular
La situación de Javier Duarte trasciende lo meramente jurídico. Este caso se ha convertido en un termómetro de la capacidad del sistema para impartir justicia frente a figuras poderosas. La FGR opera bajo el escrutinio público, con la presión de demostrar que puede llevar a cabo un proceso equitativo y transparente, a pesar de los intentos manifiestos por ralentizarlo. La lección aquí es que la impunidad no siempre se consigue con la absolución; a veces, se logra con la eternización del proceso.
Reflexión Final: La Credibilidad de la Justicia en Juego
Las maniobras de Duarte no solo repercuten en su estatus legal individual. El verdadero daño colateral es hacia la percepción colectiva sobre la eficacia de la justicia en Veracruz y en México. La Fiscalía tiene la ardua tarea de no solo garantizar el cumplimiento de los procedimientos legales, sino también de comunicar cada avance y obstáculo con claridad. La justicia, he aprendido, debe hacerse, pero también debe verse hecha. La resolución de este caso de desaparición forzada será un precedente crucial para el futuro de la rendición de cuentas en el país.














