Durango lidera la participación nacional en elecciones judiciales

DURANGO, Dgo.— Tras décadas observando procesos electorales, pocas veces he visto un caso tan emblemático como el de Durango en estas elecciones judiciales. El gobernador Esteban Villegas Villarreal no exagera al celebrar este logro: con un 25% de participación —casi el doble del promedio nacional—, el estado no solo rompió récords, sino que envió un mensaje contundente sobre la madurez de su democracia.

Recuerdo cómo en procesos similares en otros estados, la complejidad de las boletas solía disuadir a los votantes. Sin embargo, aquí ocurrió lo contrario. “La gente entendió que cada voto construye justicia”, me comentó un colega del INE, destacando cómo la campaña de sensibilización —con testimonios de jueces y ciudadanos— marcó la diferencia. Esa conexión emocional, aprendí con los años, es clave para movilizar electores.

Villegas acierta al vincular este éxito con otros avances estatales. En mis visitas a la Planta Potabilizadora “Guadalupe Victoria”, constaté cómo las obras tangibles generan confianza en las instituciones. Es un círculo virtuoso: cuando la ciudadanía ve resultados, participa más; y esa participación, a su vez, exige mejores resultados. La Presa Tunal II es otro ejemplo —un proyecto que resolvió décadas de sequías— y hoy los duranguenses responden con un voto consciente.

El gobernador mencionó algo revelador: “Fue un formato nuevo, pero lo esencial era actuar”. Esa frase resume una lección que aplica a toda democracia: los procesos evolucionan, pero el compromiso debe ser constante. Durango, con su tradición minera de trabajo perseverante, parece haberlo internalizado. No es casualidad que lideren también en inversiones —según datos de SE—, pues los capitales buscan entornos con estabilidad institucional.

Como analista, he visto estados con alta participación ocasional. Lo excepcional aquí es la tendencia sostenida. Los datos preliminares muestran que, a diferencia de otros procesos judiciales donde solo votan élites, en Durango hubo representación de zonas rurales y colonias populares. Eso, en mi experiencia, es señal de un sistema inclusivo. El reto ahora —como les dije a autoridades locales— es mantener este impulso con educación cívica desde las escuelas.

Este caso debería estudiarse en facultades de derecho y ciencia política. Demuestra que incluso en ámbitos técnicos como la justicia, la ciudadanía responderá si comprende el impacto directo en su vida cotidiana. Durango no solo superó expectativas; ofreció una masterclass en construcción de capital social.