Ejército investiga a ginecólogo por presuntas grabaciones ilegales a pacientes en Fort Hood

El Ejército de los Estados Unidos mantiene una investigación penal abierta contra el ginecólogo Blaine McGraw, acusado de conducta sexual inapropiada con pacientes del Centro Médico Militar Darnall en la base de Fort Hood. Hasta 85 pacientes han contactado a la División de Investigación Criminal del Ejército tras recibir una carta del comando del centro médico informando sobre la investigación. La comunicación, enviada a más de 1,400 personas que fueron atendidas por el especialista, incluye una línea telefónica directa y un código QR para presentar quejas.

El coronel Mark Jacques, comandante del centro médico, expresó su consternación por la situación. “Me siento devastado de que estos pacientes y sus familias tengan que soportar y pasar por esto”, declaró en una entrevista. Jacques asumió el mando de la instalación en junio y afirmó no tener conocimiento de denuncias previas sobre McGraw antes de que se iniciara la investigación formal el 17 de octubre, fecha en que el médico fue suspendido inmediatamente y se le revocó el acceso a áreas de tratamiento y registros médicos electrónicos.

Según información proporcionada a una de las pacientes por investigadores del Ejército, al menos 30 mujeres han sido identificadas como víctimas que fueron fotografiadas o grabadas en video por el ginecólogo. Los registros encontrados en el teléfono de McGraw se remontarían a febrero de 2025, según declaró esta paciente a NBC News.

Una demanda presentada el lunes por una expaciente, que permanece en el anonimato, acusa a McGraw de grabar videos íntimos sin consentimiento durante exámenes de mama y pélvicos. El documento legal alega además que existían denuncias previas sobre conducta sexual inapropiada por parte del médico que habrían sido ignoradas por la cadena de mando, permitiéndole continuar ejerciendo.

Daniel Conway, abogado defensor de McGraw, afirmó que su cliente coopera plenamente con la investigación, pero cuestionó la veracidad de la información que se está divulgando. “Tenemos motivos para creer que agentes especiales del Ejército están proporcionando información inexacta y exagerada al público”, declaró Conway, sugiriendo que estas filtraciones buscan influir en el resultado del caso.

El testimonio de una paciente identificada como “Erin” ilustra la gravedad de las acusaciones. Relató que investigadores del Ejército la contactaron el 28 de octubre y le mostraron una imagen encontrada en el teléfono de McGraw que la mostraba durante uno de sus tratamientos. La mujer reconoció inmediatamente la escena: estaba en la unidad de cuidados intensivos lidiando con complicaciones del parto cuando McGraw la examinó sin su conocimiento. “Estaba sola en la habitación recibiendo el tratamiento, y él entró alrededor de las once de la noche”, recordó. En ese momento, bajo los efectos de la medicación, aceptó que la examinara cuando él preguntó sobre sus dificultades con la lactancia. Lo que no sabía era que estaba siendo grabada.

La carta enviada a los pacientes, obtenida por NBC News, intenta mantener un tono tranquilizador mientras busca recopilar información. “Le escribimos para informarle sobre una investigación relacionada con un profesional de la salud que anteriormente prestó servicios de ginecología y obstetricia en el Centro Médico Militar Carl R. Darnall”, indica el documento. “Si bien su nombre figura en la lista de pacientes atendidos por este profesional, actualmente no hay indicios de que se haya visto afectada por la presunta mala conducta que se está investigando”.

Sin embargo, dos mujeres que confirmaron ser pacientes de McGraw dijeron no haber sido contactadas por los investigadores, lo que sugiere posibles deficiencias en el proceso. Una de ellas expresó su temor ante la posibilidad de que su privacidad haya sido vulnerada sin su conocimiento. “Podría tener fotos mías, y ni siquiera lo sé”, declaró.

La demanda presentada esta semana amplía las acusaciones contra McGraw más allá de las grabaciones no consentidas. Incluye cargos por tocamientos inapropiados, comentarios groseros, realización de procedimientos médicos innecesarios y comportamientos adicionales que violaban los protocolos establecidos. Específicamente, alega que el médico llamaba a sus pacientes a sus casas para discutir asuntos ajenos a la atención médica y que sistemáticamente excluía a las acompañantes femeninas de las salas de examen, posiblemente omitiendo informar a las pacientes sobre su derecho a estar acompañadas durante las consultas.

El coronel Jacques reconoció la gravedad de las acusaciones y su impacto en la confianza del personal militar en el sistema de salud. “Estas acusaciones no concuerdan con mi forma de ser ni como médico ni como soldado que vive según los valores del Ejército”, afirmó. “Todo lo que hacemos en esta organización, la razón por la que la gente viene a trabajar cada día, es para cuidar de los pacientes, de los soldados del Ejército, de sus familias y de la comunidad. Esas denuncias no se ajustaban a ese propósito”.

El comandante asumió la responsabilidad de garantizar que se implementen medidas para prevenir que situaciones similares vuelvan a ocurrir. La investigación continúa su curso mientras más pacientes potencialmente afectados son identificados y contactados por las autoridades militares. El caso ha generado preocupación sobre los mecanismos de supervisión médica dentro del sistema de salud militar y los procedimientos para reportar conductas inapropiadas por parte del personal sanitario.

RELACIONADOS

Ultimas Publicadas

Matamoros

¿QUÉ PASO AYER?

ANUNCIATE CON NOSOTROS

Scroll al inicio