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El Álamo Industrial arde mientras las regulaciones duermen

La negligencia convirtió un depósito de aerosoles en una bomba de tiempo, dejando víctimas y preguntas sin responder.

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Guadalajara, Jalisco — En un espectáculo digno de la pirotecnia institucional que caracteriza al país, el Álamo Industrial se convirtió anoche en el escenario perfecto para demostrar cómo las empresas y el gobierno juegan a la ruleta rusa con vidas humanas. Dos cadáveres carbonizados y 18 heridos son el saldo de esta tragicomedia burocrática, donde los protocolos de seguridad brillaron por su ausencia, como de costumbre.

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Las llamas, más eficientes que cualquier inspector laboral, devoraron en horas lo que años de permisos y “visitas vigentes” no lograron prevenir. El incendio comenzó en una fábrica de aerosoles —irónicamente, especializada en contener gases— y, cual metáfora de la corrupción, saltó 600 metros para prender otra nave industrial. Todo mientras los hidrocarburos almacenados hacían las veces de cóctel molotov, regalo envenenado del capitalismo desregulado.

Los bomberos, héroes mal pagados de esta epopeya absurda, combatieron las llamas con un 80% de efectividad (el otro 20% se lo llevó el viento, como los discursos oficiales). Mientras, el IJCF se encargó de recolectar restos humanos irreconocibles, quizá el símbolo más crudo de cómo la industria reduce a las personas a meras estadísticas.

Lo más hilarante: las autoridades prometen “evaluar” si las empresas tenían medidas de protección. ¡Vaya novedad! Como si no supiéramos que en México los extintores suelen ser decorativos y las inspecciones, ficciones administrativas. Mientras, 717 uniformados —desde bomberos hasta la Sedena— desfilaron en un circo mediático, demostrando que siempre hay recursos para apagar fuegos, nunca para prevenirlos.

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Los evacuados ya regresaron a sus casas, porque en esta farsa, el show debe continuar. Eso sí: las causas del siniestro siguen siendo un misterio, como esos manuales de seguridad que nadie lee. ¿Negligencia? ¿Recorte de costos? ¿Pura mala suerte? En este país, la única certeza es que mañana habrá otro “Álamo” ardiendo, y otros funcionarios prometiendo que “esta vez sí” investigarán.

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