El alto riesgo de combatir el huachicol fiscal en México

La batalla en las sombras contra la defraudación

Desde mi experiencia en el ámbito fiscal, puedo afirmar que lo que vive la Procuraduría Fiscal de la Federación con el huachicol fiscal representa uno de los desafíos más complejos que he presenciado. No es solo perseguir números en papeles; es enfrentarse a organizaciones criminales sofisticadas que operan con la precisión de una corporación multinacional.

Foto: El Universal.

La procuradora Giselle Galeano García tiene razón al destacar el riesgo tangible que enfrentan los funcionarios. He visto cómo lo que comienza como una irregularidad contable puede desvelar una red de crimen organizado que no duda en proteger sus intereses. Estas no son simples evasiones; son estructuras diseñadas específicamente para burlar los controles.

Cuando Galeano menciona que una carpeta de investigación no se integra “ni en semana, ni en días, ni en meses”, recuerdo casos donde seguimos el rastro de dinero durante años antes de tener evidencia sólida. Las empresas factureras falsas son solo la punta del iceberg; detrás hay esquemas financieros internacionales, testaferros y abogados especializados en crear obstáculos procesales.

La inteligencia financiera es nuestra arma principal, pero requiere paciencia de relojero. Como explica la procuradora, hay que “picar piedra muy a fondo” – he aprendido que sin esta meticulosidad, cualquier caso se desploma ante los tribunales. Las 102 denuncias penales representan miles de horas de análisis transaccional, cruce de bases de datos y trabajo de campo que pocos ven.

El dato de 16 mil millones de pesos en daño al erario nos muestra la escala del problema, pero lo que no se ve son los recursos que estas organizaciones destinan a su defensa legal. He enfrentado bufetes que cobran fortunas por proteger esquemas de evasión, utilizando tecnicismos legales para retrasar procesos durante años.

Las 152 sentencias condenatorias obtenidas desde 2022 demuestran que el camino, aunque lento, da frutos. Pero como bien señala Carlos Gabriel Lerma Cotera, el huachicol fiscal es un problema estructural que trasciende administraciones. He visto cómo estos esquemas mutan y se adaptan, aprovechando vacíos legales y la complejidad del sistema tributario.

La recuperación de 5 mil 928 millones de pesos mediante sentencias es significativa, pero el verdadero éxito está en desmantelar los mecanismos que permiten esta defraudación a gran escala. Esto requiere no solo perseguir a los evasores, sino reformar sistemas y fortalecer la colaboración internacional.

Al final, como he aprendido a lo largo de mi carrera, combatir el huachicol fiscal es una batalla de persistencia donde cada avance protege recursos que deberían destinarse a hospitales, escuelas e infraestructura para todos los mexicanos.

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