Un éxito que se construye año con año
Tras décadas observando y analizando el pulso del comercio en México, puedo afirmar que los 219 mil millones de pesos reportados por la Concanaco-Servytur para El Buen Fin 2025 no son una simple cifra. Son el testimonio de un ecosistema comercial que ha aprendido a madurar. Recuerdo las primeras ediciones, donde la desconfianza y la logística deficiente eran la norma; hoy, superar las expectativas con un incremento de 46 mil millones respecto al año anterior habla de una evolución notable en la organización y la percepción pública.
La confianza: el activo más valioso
La lección más clara que nos deja esta edición es que la confianza del consumidor es un músculo que se fortalece con transparencia y consistencia. El crecimiento del 13% en establecimientos inscritos, llegando a 216 mil, no es casual. He visto de primera mano cómo pequeños comerciantes que antes recelaban ahora se preparan meses antes, porque han comprobado en su propia caja que participar en el comercio formal y organizado genera un incremento tangible en sus ventas, reportado entre un 10% y 30% durante esos cinco días cruciales.
El verdadero equilibrio: grande y pequeño comercio
Un dato que me llena de optimismo es la composición de la participación: un 36% de negocios locales y familiares frente a un 64% de grandes cadenas. En la teoría económica se habla de inclusión, pero aquí vemos su práctica. Este equilibrio es fundamental. No se trata de un evento que beneficia solo a los gigantes, sino de una plataforma donde la tienda de la esquina puede competir con visibilidad. Es lo que consolida al Buen Fin como un verdadero motor del consumo interno, donde el comercio minorista, con el 60% de la actividad, sigue siendo la columna vertebral.
Más allá de las ventas: el impacto social
El conocimiento práctico te enseña a mirar más allá de los números fríos. Que un tercio de las empresas generara empleos temporales es un detalle crucial que a menudo pasa desapercibido. Significa ingresos extra para familias en el cierre del año, dinamismo en las plazas y una inyección de vida económica local. Además, la predominancia de las tarjetas de crédito y débito no solo habla de digitalización, sino de una mayor planeación y seguridad en las compras, alejándose del efectivo que limitaba las transacciones mayores.
En retrospectiva, el éxito del Buen Fin 2025 confirma una regla que he visto repetirse: la solidez de un evento comercial se mide por su capacidad para integrar a todos los actores, generar confianza y dejar un beneficio que trasciende los cinco días de descuentos. Es un faro que guía la recta final del año económico con esperanza y datos concretos.












