En un espectáculo digno del más exquisito teatro del absurdo, el sagrado recinto legislativo mexicano culminó su maratónica función de veintiséis horas de debate filosófico-existencial, donde la Cámara de Diputados bendijo el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para 2026. La obra maestra incluyó el sublime arte de la reasignación presupuestaria, una coreografía financiera que trasladó la modesta suma de diecisiete mil setecientos ochenta y ocho millones de pesos desde los bolsillos de algunos hacia los de otros, con la aprobación de la siempre democrática mayoría.
El divino dictamen fue consagrado en su totalidad y enviado reverentemente al Ejecutivo federal para su correspondiente unción mística y publicación en el sagrado texto del Diario Oficial de la Federación (DOF), donde las palabras se transforman en realidad por arte de magia burocrática.
La voluntad popular se manifestó a través de 355 votos a favor del partido gobernante y sus acólitos, frente a 132 votos en contra de los herejes opositores que osaron cuestionar la infalibilidad presupuestaria.
El milagro de la multiplicación de los panes y los peces presupuestales
En lo que los economistas más exaltados han bautizado como “el gran trasvase de la riqueza nacional”, la Cámara de Diputados ejecutó con precisión quirúrgica la aprobación del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2026. De las mil setecientas treinta y tres reservas presentadas (una cifra que demuestra el profundo análisis y reflexión de nuestros legisladores), solo prosperaron aquellas bendecidas por el bloque mayoritario, que con visión profética decidió recortar aproximadamente dieciocho mil millones de pesos al Poder Judicial y a los órganos autónomos.
Estos recursos, evidentemente sobrantes en manos de jueces y organismos independientes, encontrarán mejor destino en educación, ciencia y tecnología y el campo, porque nada fomenta más el avance científico que la concentración del poder en quienes asignan el presupuesto.
Un ejército de 300 oradores subió a la tribuna para exponer sus luminosas ideas, aunque -en un giro sorprendente- solo las propuestas del bloque mayoritario resultaron lo suficientemente iluminadas para ser incorporadas al texto sagrado.
La liturgia democrática y sus rituales sagrados
El ceremonial democrático alcanzó su clímax a las 5:30 de la mañana de este jueves, cuando se abrió el tablero para la votación que puso fin al debate particular iniciado a las 9:30 de la mañana del miércoles 5 de noviembre. La sesión requirió un receso decretado a las 20 horas para apaciguar los ánimos encendidos por los intercambios de cortesías parlamentarias entre el oficialismo y la oposición.
Como guinda del pastel, se realizó la declaratoria de publicidad del dictamen de la Comisión de Hacienda para emitir la moneda conmemorativa del bicentenario de relaciones entre México y Francia, aprobada por unanimidad porque, al fin y al cabo, ¿quién podría oponerse a una moneda bonita?
Con estos históricos logros, la presidenta de la Mesa Directiva, Kenia López Rabadán, clausuró la sesión y citó para el próximo martes 11 de noviembre, porque incluso los héroes de la democracia necesitan descansar antes de la siguiente batalla épica.


















