El CJNG convierte Michoacán en un campo de batalla para niños

ZAMORA, Michoacán — En un acto de filantropía criminal digno de los anales del absurdo, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) ha decidido diversificar su portafolio de terror: ya no solo secuestra, extorsiona y descuartiza, ahora también ofrece servicios de tiro al blanco con menores como dianas. El escenario fue la colonia Valencia Primera Sección, donde un adolescente de 16 años recibió el premio mayor (la eternidad) y dos niños —uno de ellos de dos años, porque hasta los narcos tienen estándares de eficiencia— quedaron como participantes con menciones honoríficas.

Las autoridades, en un alarde de previsibilidad tragicómica, identificaron a los atacantes como miembros del CJNG. ¡Sorpresa! El mismo grupo que en menos de una semana ha convertido Michoacán en un parque temático de la impunidad, donde las montañas rusas son balaceras y las casas del terror… bueno, son casas normales.

El pasado 26 de julio, en el municipio de Aquila, el cartel demostró su compromiso con la igualdad de oportunidades: asesinó a dos niños de 11 y 12 años y a un padre de familia. ¿El motivo? Probablemente el mismo que tiene un huracán para arrasar una ciudad: porque puede. Las autoridades indígenas condenaron el hecho, porque en este país la condena es el equivalente moral a “ponerse la camiseta”… sin mover un dedo.

Pero no todo es muerte en este México bronco. También hay heroicidades: en Coahuayana, una niña de 13 años sobrevivió milagrosamente a un ataque con fusiles y explosivos —a dos kilómetros de una base militar, porque qué mejor lugar para un crimen que frente a quienes deberían impedirlo—. La Policía Comunitaria, esos superhéroes sin capa ni presupuesto, rescataron a la menor mientras el Ejército Mexicano, según testigos, checaba su calendario de vacaciones.

“Pinch3 gobierno, no hizo nada por rescatar a la niña y evitar que esos criminales nos sigan atacando. Ahí nomás están de adorno y sus jefes, dándose lujos en Europa como si en su país no pasara nada”, denunció Abelardo, familiar de la víctima y experto en sobrevivir en un estado fallido.

Abelardo, jornalero de los campos de plátano —porque en México hasta la indignación tiene que ser multifuncional—, resumió la situación: “Estamos solos y abandonados”. Pero tranquilos, ciudadanos: mientras las fuerzas federales dudan entre intervenir o tomarse un café, el CJNG sigue innovando. ¿Próxima meta? Quizá un reality show donde los concursantes adivinen cuál niño será el próximo en caer. ¡Sintonícenlo en el canal de la impunidad!