En un giro narrativo que supera cualquier guion de telenovela, la Unidad de Inteligencia Financiera ha decidido aplicar un poco de maquillaje corrector —del tipo que congela activos— a la impecable fachada del empresario Raúl Rocha Cantú. Este magnate, arquitecto de sueños y coronas en el certamen de Miss Universo, ahora ve sus cuentas bancarias sometidas a una dieta estricta por orden de la Fiscalía General de la República, que investiga su presunta afición por negocios alternativos: el tráfico de estupefacientes, armamento y combustible. Una verdadera trifecta del emprendimiento ilícito.
¿Glamour, Sonrisas y… Huachicol?
El bloqueo pecuniario llega en el momento más oportuno, justo cuando el universo de la belleza global se sacude por acusaciones de manipulación en el jurado. Qué alivio saber que, mientras el público debatía la imparcialidad de los jueces, algunos propietarios del espectáculo podrían haber estado impartiendo magistrales lecciones de delincuencia organizada. Es la perfecta simbiosis entre el mundo de las pasarelas y el de los pasos prohibidos: mientras unas candidatas caminan por una alfombra, otros, al parecer, traficaban por la alfombra oscura del crimen.
Un funcionario anónimo, cuyo valor cívico es tan grande que debe esconderse, confirmó la acción de la UIF. La dependencia de Hacienda, normalmente ocupada en los abstrusos vericuetos fiscales de los mortales, ha encontrado en este caso un fascinante estudio de contabilidad creativa, donde los balances podrían incluir partidas como “logística de distribución de sustancias” o “gestión de flujo de hidrocarburos no convencional”.
El Silencio Más Elocuente del Universo
Frente a este escándalo que mezcla glamour y presunta ilegalidad, la organización Miss Universo ha optado por la estrategia comunicativa más sofisticada: un silencio sepulcral. Mientras las cuentas se congelan y la fiscalía indaga, el mundo de la belleza prefiere seguir sonriendo a la cámara, demostrando que, a veces, el mayor talento es la capacidad para ignorar elegantemente los titulares que vinculan a sus dueños con el narcotráfico y el huachicol.
La FGR, en un arranque de transparencia, reveló que la indagatoria corre desde noviembre de 2024. Uno casi puede imaginar la escena: mientras en un escenario se preguntaba “¿Cuál es su mayor sueño?”, en una oficina gubernamental otro grupo documentaba pesadillas logísticas relacionadas con el tráfico de armas. Una alegoría moderna sobre la dualidad del ser humano, o quizá solo un triste recordatorio de cómo el brillo de un concurso puede opacar —o intentar opacar— las operaciones más sórdidas.
