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El conflicto entre la CNTE y el Gobierno revela fisuras en el sistema de pensiones

El magisterio rechaza las propuestas gubernamentales mientras la tensión por las pensiones divide aguas.

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El enfrentamiento entre el Gobierno federal y la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) ha expuesto una fractura sistémica: ¿es posible conciliar justicia social con sostenibilidad económica? Mientras las autoridades insisten en la inviabilidad presupuestaria para revertir la reforma de pensiones del 2007, los maestros exigen un modelo solidario que garantice dignidad en el retiro. Este pulso no es solo un debate técnico; es un cuestionamiento radical al contrato social.

La innovación disruptiva podría emerger aquí: ¿y si transformamos el sistema de pensiones en un esquema híbrido, donde las Afores coexistan con fondos colectivos administrados por el Estado? Países como Suecia han implementado modelos de “cuentas nocionales” que equilibran responsabilidad individual y seguridad colectiva. México podría rediseñar su arquitectura previsional, incorporando blockchain para transparencia en el manejo de recursos o bonos indexados al PIB educativo.

La CNTE ha desestimado la última contrapropuesta gubernamental -reducir un año la edad de jubilación por cada tres trabajados- calificándola de “parche”. Su crítica va más allá: denuncian que el sistema actual perpetúa la privatización de derechos laborales. Curiosamente, este conflicto coincide con elecciones judiciales, aunque ambos bandos niegan vinculación. La batalla real es por el relato: mientras el Gobierno enfatiza restricciones fiscales, los docentes exhiben pensiones de 4,000 pesos como fracaso civilizatorio.

La solución podría estar en el pensamiento lateral: crear un fondo soberano educativo financiado por impuestos a plataformas digitales que operan en México, o establecer alianzas público-comunitarias donde los propios maestros coadministren recursos. La crisis actual no es un callejón sin salida, sino la oportunidad para reinventar el pacto intergeneracional. Como demostró la revolución de las AFORES, a veces los cambios más radicales nacen de conflictos aparentemente irresolubles.

El verdadero tablero de juego no es la mesa de negociación, sino la imaginación institucional. ¿Estamos dispuestos a rediseñar el futuro previsional con la misma audacia con que transformamos los modelos pedagógicos durante la pandemia? La disrupción nunca llega por consenso, pero este choque de visiones podría alumbrar un tercer camino: ni regresión al pasado ni resignación al presente, sino innovación para el porvenir.

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