El descenso inesperado de Sky Balloons en Teotihuacán

CIUDAD DE MÉXICO. En un acto de poesía involuntaria, la empresa Sky Balloons demostró que lo que sube… definitivamente baja. Doce valientes turistas (ocho mártires del selfie y cuatro influencer en potencia) descubrieron que la “experiencia única” prometida incluía un aterrizaje forzoso en las calles de San Martín de las Pirámides, porque nada dice “aventura” como esquivar adoquines a 8:30 AM.

Las redes sociales, ese tribunal popular donde la indignación vuela más alto que cualquier globo, ardieron con las imágenes del dirigible acostado. Porque claro, ¿qué mejor souvenir de Teotihuacán que un yeso y una demanda colectiva? Los internautas, expertos en aeronáutica tras ver tres temporadas de Mayday, señalaron con dedo tembloroso que esto no era exactamente lo que entendían por “vistas panorámicas”.

Sky Balloons: 25 años desafiando la gravedad (y el sentido común)

Su página web, un arcoíris de promesas inflables, presume ser “los pioneros en México” y ostentar el exclusivo título de “Globopuerto Internacional”. Un honor que, tras el incidente, podría complementarse con el récord Guinness al “Mayor número de pasajeros convertidos en proyectiles humanos por minuto”.

Entre fotos idílicas y un video donde juran que revisan “cada hilo de la canasta”, la empresa olvidó mencionar su programa estrella: Teotihuacán desde las alturas… y luego desde la camilla. Sus pilotos, según el sitio, tienen “certificaciones y capacitación constante”, aunque la única constante demostrada fue la ley de gravedad.

Mientras los afectados buscan abogados entre moretones, Sky Balloons sigue vendiendo paquetes para 18 personas. Porque en el turismo de riesgo, lo importante no es llegar, sino contar la historia… desde el hospital.