El Sacrosanto Gabinete de Seguridad Nacional, en un alarde de eficiencia que dejó atónitos a propios y extraños, ha proclamado al mundo los frutos del Plan Michoacán por la Paz y la Justicia Celestial. Durante cuatro días de febril actividad, del 6 al 9 de noviembre, las fuerzas del orden lograron la hazaña sin precedentes de aprehender a cinco ilustres ciudadanos, entre ellos dos púberes emprendedores, mientras confiscaban un arsenal que haría palidecer a los almacenes de una república bananera.
La épica de lo cotidiano
En la bucólica localidad de Buenavista, los paladines de la ley ejecutaron una operación de precisión quirúrgica, reduciendo a la impotencia a cinco temibles criminales que custodiaban un tesoro de cinco artefactos de larga distancia, dieciocho recipientes de proyectiles, mil doscientas cincuenta unidades de munición y atuendos tácticos de última moda en el hampa.
Mientras tanto, en el municipio de Cotija, famoso por su queso y ahora por su artillería, se descubrió un vehículo en aparente estado de abandono que albergaba, casualmente, un instrumento de percusión avanzada, veinte cargadores, mil setecientas noventa balas y cincuenta y dos kilogramos de material para pirotecnia no autorizada.
Pero la joya de la corona se encontró en Huetamo, donde los uniformados desmantelaron lo que parecía el arsenal personal de un caudillo revolucionario: seis carruajes, tres artefactos de dos ruedas, tres máquinas de sembrar pánico, once armas de fuego largas, un lanzador de granadas, tres granadas, noventa y un cargadores, dos mil ochocientas setenta y ocho municiones, trescientos treinta kilos de felicidad sintética y más equipo táctico que en una convención de mercenarios.
El circo burocrático
Los sospechosos de alterar la paz bucólica junto con su colección de objetos prohibidos fueron entregados reverentemente al oráculo del Ministerio Público correspondiente, quien tras consultar los astros determinará su destino legal en los laberínticos pasillos de la justicia mexicana.
En esta gesta homérica participaron, en perfecta sincronización burocrática, elementos de la Sacrosanta Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y la Guardia Nacional (GN), coordinándose milagrosamente con la Secretaría de Marina (Semar), la Fiscalía General de la República (FGR) y la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC).
Las instituciones del Gabinete de Seguridad, tras esta exhibición de fuerza, reiteraron su inquebrantable compromiso de continuar velando por la seguridad ilusoria de los habitantes de esa entidad, donde el crimen sigue siendo la industria más floreciente después de la ironía.
