El fiscal de Michoacán huye de la guerra que no pudo ganar

En un acto que sorprendió a nadie, Adrián López Solís, el valiente fiscal que enfrentó al crimen organizado con discursos bien redactados, ha decidido abandonar su puesto. Su renuncia, efectiva desde el 20 de agosto, llega justo cuando Michoacán se convierte en el escenario favorito de los cárteles para sus reality shows violentos.

En un comunicado que podría confundirse con el guión de una tragicomedia, López Solís explicó que su partida no tiene nada que ver con el hecho de que los criminales lleven años ganando por goleada. No, señores. Él simplemente quiere “generar las mejores condiciones” para que alguien más intente lo que él no pudo: hacer que el sistema de justicia funcione sin que le disparen.

“A los grandes pendientes se suman todos los días nuevas exigencias”, declaró el fiscal, en lo que podría ser el eufemismo del año para describir cómo los narcos han convertido el estado en su parque temático privado, con atracciones como “Secuestro Express” y “Masacre en la Tierra Caliente”.

Su renuncia coincide curiosamente con el asesinato del subdirector de policía de Zamora y el homicidio de la alcaldesa de Tepalcatepec, dos eventos que, según los expertos, son solo “detalles menores” en el paisaje idílico de Michoacán. Mientras tanto, la SSPC confirma que el estado es líder nacional en extorsiones, compitiendo con otros pesos pesados como Guerrero y el Estado de México en la carrera por el título de “Paraíso del Crimen 2025”.

López Solís agradeció a su equipo, incluyendo a los peritos que ya saben cómo identificar cadáveres con los ojos cerrados y al personal administrativo que sigue archivando expedientes de casos que nunca se resolverán. Todo un legado.