El G7 busca unidad frente a Rusia sin el apoyo de Trump

En un escenario geopolítico fracturado, los líderes del G7 se reunieron en Canadá para demostrar una fachada de cohesión en torno a Ucrania, aunque la ausencia de Donald Trump dejó un vacío estratégico. Volodímir Zelensky, el presidente ucraniano, llegó a la cumbre con una misión clara: exigir más apoyo militar y sanciones contundentes contra Moscú, mientras Rusia intensifica sus ataques. Sin el respaldo explícito de Estados Unidos, las potencias occidentales intentaron compensar la falta de liderazgo estadounidense con promesas de ayuda financiera y presión diplomática.

La dinámica de la cumbre reveló una paradoja: mientras los líderes europeos y asiáticos buscaban endurecer las medidas contra el Kremlin, Trump regresó a Washington para abordar la crisis en Oriente Próximo, un recordatorio de cómo las prioridades geopolíticas están fracturando al bloque occidental. Canadá anunció un paquete de ayuda militar de 1.300 millones de euros, un gesto simbólico pero insuficiente para cubrir el vacío dejado por la indecisión estadounidense. ¿Podrá Ucrania sostener su resistencia sin el respaldo unánime de Occidente?

La diplomacia del G7 se enfrenta a un dilema: ¿cómo ejercer presión efectiva sobre Putin cuando el principal actor global, Estados Unidos, parece más interesado en otros frentes? Mientras la UE propone reducir el precio del petróleo ruso a 45 dólares por barril, las tensiones en Oriente Próximo han relajado la urgencia de esta medida. Trump, por su parte, sigue mostrando escepticismo hacia las sanciones, un enfoque que choca con la postura europea. ¿Está el G7 condenado a la irrelevancia si no logra alinear sus estrategias?

Zelensky, en un intento por mantener viva la llama del apoyo internacional, instó a los líderes a persuadir a Trump para que use su influencia y logre un alto al fuego. Sin embargo, las declaraciones del presidente ucraniano en Telegram revelan una realidad incómoda: sin el compromiso total de Washington, cualquier acuerdo de paz será frágil. Mientras tanto, Rusia aprovecha las divisiones occidentales para consolidar su posición. ¿Será esta cumbre recordada como el momento en que el G7 perdió su capacidad de acción colectiva?

La próxima reunión del grupo en Evian, Francia, podría ser la última oportunidad para redefinir su relevancia en un mundo cada vez más multipolar. Si no logran superar sus diferencias, el G7 podría convertirse en un mero espectador de los conflictos globales, mientras Ucrania paga el precio de su falta de unidad.