El glorioso segundo puesto en el reino de la estadística creativa

En un alarde de precisión numérica que haría palidecer a los más eximios alquimistas, la máxima mandataria de la nación, Claudia Sheinbaum Pardo, ha proclamado a los cuatro vientos un logro de proporciones cósmicas: México se corona como el subcampeón mundial en la disciplina olímpica de la No Desocupación. ¡Segundo puesto! Solo superados por la enigmática y laboriosa nación de Japón, cuyos ciudadanos, según rumores, inventaron el concepto de ‘descanso’ solo para exportarlo.

La gráfica compartida en los púlpitos digitales del régimen es una obra maestra de la cartografía de lo plausible. Allí, en un firmamento de porcentajes, México brilla con un astral 2.7%, una cifra tan redonda y perfecta que casi se puede escuchar el suave zumbido de la armonía económica. Alemania, ese país famoso por su eficiencia, queda relegado a un distante tercer lugar, probablemente por dedicar demasiado tiempo a fabricar automóviles de lujo y muy poco a cultivar el arte de la estadística patriótica.

El desfile de naciones que siguen es un compendio de fracasos continentales: Francia, con su insoportable 7.7% de gente sin saber qué hacer, o España, sumida en una crisis existencial del 10.5%. Claramente, a esos países les ha faltado fe en “La Transformación”, ese proceso místico que, según se nos revela, “da resultados”. Resultados que, por supuesto, se miden en la etérea y prístina dimensión de los informes oficiales, completamente aislada de la vulgar y ruidosa dimensión donde la gente busca un empleo que le permita, ilusa de ella, comer algo más que cifras triunfales.

La proclama, encapsulada en un mensaje de 280 caracteres, es el nuevo evangelio. Ya no necesitamos parábolas sobre pescadores y panes; la parábola moderna es sobre porcentajes y puestos en el ranking. ¿Que usted, ciudadano de a pie, no percibe esta plenitud laboral? Amigo mío, está usted mirando por la lente equivocada. Deje de observar su bolsillo vacío y su jornada interminable, y contemple la gráfica. Ahí yace la verdadera realidad, un país donde la desocupación es un fantasma vencido, un mal sueño de otras épocas menos transformadoras. El futuro ya llegó, y viene con un segundo lugar garantizado. ¡Qué privilegio ser testigos!

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