El Gran Teatro de la Igualdad Política
En un acto de solemnidad burocrática que hubiera enorgullecido a los arquitectos de Los Viajes de Gulliver, las altas jerarquías del reino electoral se congregaron para inaugurar con gran pompa el Observatorio de Participación Política de las Mujeres. Presidido por la Gran Consejera Presidenta del INE, Guadalupe Taddei, este monumental aparato de vigilancia promete analizar los avances en la sagrada paridad con la misma eficacia con la que un vigía medieval observa un huracán a través de un catalejo.
La magnánima Taddei profetizó que este observatorio, lejos de ser un mero ornamento institucional, se erigirá como un faro que iluminará el camino hacia la utopía paritaria. Su misión divina: generar información confiable (un commodity más escaso que el agua en el desierto) para la toma de decisiones, mientras se visibilizan y crean mecanismos para eliminar la violencia política, ese espectro ancestral que merodea los pasillos del poder como un fantasma bien financiado.
En un alarde de inclusividad performativa, se señaló la imperiosa necesidad de garantizar condiciones para las mujeres vulnerables: indígenas, afromexicanas, discapacitadas, y de la diversidad sexual. Fue entonces cuando se alertó, con el terror propio de quien descubre un nuevo continente, sobre el crecimiento de la violencia digital, ese pantano virtual donde se ahoga la participación femenina en un lodazal de hostilidad algoritmica.
Los Compromisos de la Corte: Una Tragedia Griega en Cinco Actos
El presidente del Tribunal Electoral, Gilberto Bátiz, subrayó con gravedad la necesidad de estudios que identifiquen las causas de renuncia de las mujeres a cargos electos. ¿Será acaso el peso abrumador de la misoginia estructural, o quizá el simple hastío de luchar contra molinos de viento institucionales? Para combatir este mal, presentó los cinco compromisos del TEPJF, una suerte de mandamientos laicos que prometen defender la paridad y garantizar tutela, avanzando hacia una justicia electoral que, en teoría, debería favorecer a las mujeres más de lo que la lluvia favorece a un pez.
Mientras tanto, Susana Ángeles, emisaria de la Secretaría de las Mujeres, destacó que el acompañamiento debe continuar durante el ejercicio del cargo, porque, al parecer, la batalla no termina al cruzar la puerta del poder. No obstante, en un destello de honestidad involuntaria, reconoció que persiste un abismo de paridad a nivel local, donde menos del 30% de las presidencias municipales son ocupadas por mujeres. Una cifra que grita más que todos los discursos juntos, revelando la gran farsa: hemos creado un observatorio para constatar lo que ya sabemos, pero nos falta la voluntad para transformar la realidad que tan diligentemente documentamos.















