El Gran Teatro de la Reivindicación Oficial
En un acto de contrición burocrática sin precedentes, el magnánimo Gobierno de la Cuarta Transformación ha decidido redimir quinientos años de opresión mediante el más eficaz de los instrumentos revolucionarios: el folleto digital y la cápsula de radio.
Funcionarios practican el ancestral ritual de la fotografía protocolaria previa a la emisión de comunicados.
Bajo el sublime paraguas del Año de la Mujer Indígena -una genial ocurrenia cronométrica que seguramente resolverá siglos de marginación- la administración en turno ha descubierto que la solución definitiva a la desigualdad estructural reside en coloquios internacionales y muestras de danza en el Zócalo.
La Suprema Sacerdotisa del Progresismo Oficial, Claudia Sheinbaum Pardo, proclamó con solemnidad casi mesíanica que esta cascada de eventos -cuidadosamente programada para concluir antes de que termine el año- logrará lo que generaciones de lucha social no pudieron: revalorar, reconocer y reivindicar mediante el poder catártico de los simposios.
“Reinterpretaremos a Malintzin, pero no solo a ella, sino a todas las mujeres indígenas de antes, de ahora y de después”, declaró durante el sagrado ritual matutino de la autoalabanza gubernamental.
El plan redentor incluye joyas burocráticas como el coloquio “Malintzin: Mujer palabra” en el Palacio de Bellas Artes -porque nada dice “revolución anticolonial” como un recinto porfiriano- y el audaz foro “¡Qué traidora ni qué la chingada!“, donde académicos con beca del CONACYT debatirán con furia contenida.
El Decálogo de la Salvación Burocrática:
- Danza ritual de la absolución: Coreografía redentora en el Zócalo (12 de octubre, día perfectamente neutral)
- Radios comunitarias: Para que la voz del pueblo sea transmitida con permiso oficial
- Folleto digital de las 400 mujeres: Porque la inclusión se mide en megabytes
- Cápsulas de Canal 22: Dosis homeopáticas de conciencia social para la clase media ilustrada
La ceremonia culminó con la lectura de la Cartilla de los Derechos de las Mujeres -traducida a 35 lenguas originarias por el milagro de la subcontractación- en lo que solo puede describirse como el espectáculo multicultural más elaborado desde el encuentro de Cortés y Moctezuma, aunque con mejor producción de sonido.
Mientras tanto, en las comunidades reales, las mujeres indígenas continúan su lucha cotidiana contra la pobreza, el despojo y la discriminación, esperando que algún día la retórica gubernamental decida bajar de los coloquios y aterrizar en la realidad.