El Gran Teatro del Bienestar: Un Ritual Burocrático para Alcanzar la Gracia Estatal
En un acto de desbordante generosidad que conmocionó a la nación, el Órgano Supremo de la Dádiva anunció la última lluvia de monedas del año para los programas Pensión para Mujeres de Bienestar Celestial y Ancianos de la Tercera Edad Dorada. Un evento tan épico que, se rumora, requirió de contadores entrenados en artes marciales para empuñar las talegas.
No se alarmen, queridos súbditos. Aunque el maná ha cesado momentáneamente, las puertas del gran circo inscripcional permanecen abiertas. Un espectáculo donde el ciudadano, convertido en suplicante, debe demostrar su valía mediante una danza ritual de papeles y paciencia infinita.
El Sagrado Alfabeto de la Salvación: ¿A qué letra le toca postrarse hoy?
La Gran Sacerdotisa del Bienestar, Ariadna Montiel, ha descendido del Olimpo burocrático para compartir el calendario litúrgico. Hoy, Día Consagrado, sólo los iniciados cuyos apellidos empiecen con las letras “I”, “J”, “K”, “L” y “M” pueden aproximarse al altar. Mañana será otro conjunto de caracteres, en una lotería alfabética diseñada, sin duda, por los mismos genios que planearon la circulación vial en la hora pico.
La Peregrinación al Módulo y los Santos Requisitos
El viaje comienza con una búsqueda quijotesca: localizar un Módulo del Bienestar. Estos templos modernos, a menudo escondidos en geografías que desafían a los mapas digitales, operan bajo un horario divino: de 10 a 16 horas, de lunes a sábado, porque los dioses del papeleo, como es sabido, descansan los domingos y sufren de jet lag matutino.
Para probar que usted es usted, y que reside donde dice residir (una afirmación audaz en estos tiempos), debe presentar las siguientes reliquias:
- Una identificación oficial vigente (la INE es la preferida, aunque un pergamino sellado por un notario del siglo XVIII podría ser considerado con indulgencia).
- La CURP, ese código mágico que reduce la complejidad humana a una hilera de letras y números, como un hechizo de la era digital.
- El acta de nacimiento, para demostrar que su existencia es un hecho legal, no filosófico.
- Un teléfono de contacto (preferentemente uno fijo, ese artefacto arqueológico que solo se usa para recibir llamadas de candidatos políticos).
- Un comprobante de domicilio no mayor a seis meses, que pruebe que usted paga por el privilegio de tener un techo, luz y, si hay suerte, agua. El recibo del predial es especialmente apreciado, pues confirma su contribución al erario que ahora, magnánimo, le devuelve una migaja.
Epílogo: La Espera como Forma de Vida
Finalmente, se le insta a mantenerse atento a los canales oficiales. La información fluye como un manantial caprichoso. Este majestuoso ritual, este laberinto de requisitos y letras, beneficiará a millones el próximo año. O al menos a aquellos que sobrevivan al proceso, conserven su cordura y logren descifrar el enigma de la letra correcta en el día correcto. El verdadero beneficio, parece sugerir el sistema, no es la pensión, sino la sublime lección de humildad y perseverancia que se obtiene al intentar obtenerla.
















