El hospital que renace tras el fin de los seguros médicos de lujo

La Reapertura de un Simbolo: Más Allá del Acto Protocolario

CUERNAVACA, Morelos.— La ceremonia de reinauguración del Hospital General “Dr. Carlos Calero Elorduy” del ISSSTE en esta ciudad tenía todos los elementos de un evento gubernamental habitual. Sin embargo, una declaración de la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo desnudó una realidad menos visible: la financiación de esta reactivación surgió de una decisión política que eliminó un privilegio de casta. “Hoy ningún funcionario público recibe seguro de gastos médicos mayores y todo ese recurso se le regresa al ISSSTE”, afirmó. La pregunta que surge de inmediato es: ¿a cuánto ascendía ese flujo de dinero que antes derivaba a la sanidad privada y cuántos centros clausurados podrían rescatarse con él?

Un Legado de Abandono y la Narrativa de la Privatización

El nosocomio, inaugurado en 1969 y cerrado en 2010, se convirtió en un fantasma de la infraestructura sanitaria durante 14 años. Su apertura temporal como unidad COVID-19 en 2020 solo acentuó su subutilización crónica. Sheinbaum enmarcó este cierre dentro de una época neoliberal de 36 años donde, según su relato, se impulsó “la falsa idea de que lo privado era mejor que lo público”. ¿Pero fue solo una idea? La investigación periodística obliga a escarbar en los contratos de aquella era: ¿qué empresas se beneficiaron de la externalización de servicios integrales del ISSSTE y con qué resultados en la calidad asistencial?

Los Números de la Recuperación: ¿Suficiencia o Mero Simbolismo?

Las autoridades detallaron con precisión la nueva dotación del centro: 3 quirófanos, 104 camas, 18 consultorios y, crucialmente, un abasto del 100% en medicamentos con 436 claves. El director general del ISSSTE, Martí Batres, enfatizó una plantilla de 700 profesionales. Estos datos, positivos en superficie, plantean nuevos interrogantes. ¿Cómo se compara esta capacidad con la demanda real de los 157,752 derechohabientes de la zona? La gobernadora Margarita González Saravia mencionó que era una demanda histórica de los maestros morelenses, un colectivo numeroso. ¿La reapertura satisface una deuda o es un primer paso aún insuficiente?

La Visión Estratégica: ¿Retórica o Cambio de Paradigma?

El secretario de Salud, David Kershenobich, habló de una “vocación de prevención” que da sentido a la infraestructura. Es un discurso loable, pero el periodismo investigativo debe verificar su traducción en hechos. ¿Este hospital contará con programas proactivos de diagnóstico comunitario? ¿O su función se limitará, como tantas veces, a atender la enfermedad ya declarada? La conexión entre la inyección de recursos, el fin de los seguros privados para altos funcionarios y la filosofía preventiva es el núcleo de la narrativa oficial. Corresponde a la ciudadanía y a la prensa vigilar que ese circuito virtuoso no se quede en el papel.

Conclusión: Un Triunfo Aún por Consolidar

La reapertura del hospital Calero Elorduy es, sin duda, un hecho tangible. Revela una redistribución concreta de recursos públicos, desviados de los privilegios de una élite hacia la salud colectiva. Sin embargo, la verdadera investigación comienza ahora: monitorear si la promesa de abasto total se sostiene en el tiempo, si la prevención se materializa y si este modelo logra revertir la desconfianza ciudadana forjada durante décadas de abandono. El acto en Cuernavaca no es el final de una historia, sino el primer capítulo verificable de una transformación que promete ser profundamente escrutada.

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