El huracán Bárbara se debilita pero mantiene alerta en costas mexicanas

La tormenta tropical Bárbara, que llegó a ser el primer huracán de la temporada en el Pacífico oriental, ha perdido intensidad este martes mientras avanza mar adentro. En mis años cubriendo fenómenos meteorológicos, he aprendido que incluso cuando un ciclón se debilita, su legado de marejadas y lluvias puede seguir afectando comunidades costeras por días.

El Centro Nacional de Huracanes (NHC) advierte que aunque Bárbara ya no es un huracán, las marejadas ciclónicas continuarán impactando el litoral del suroeste mexicano. Recuerdo el caso del huracán Paul en 2012, cuyas olas destructivas llegaron 48 horas después de que el sistema se disipara. Las autoridades no deben bajar la guardia con las corrientes de resaca, responsables de más muertes que los vientos en estos eventos.

Con vientos máximos de 95 km/h y movimiento noroeste a 13 km/h, Bárbara sigue el patrón típico de los ciclones del Pacífico: intensificación rápida seguida de debilitamiento acelerado al encontrar aguas más frías. Sin embargo, como aprendí durante el huracán Patricia (2015), el récord de intensidad en la cuenca, ningún sistema debe subestimarse.

Mientras tanto, la tormenta tropical Cosme, aunque más intensa con vientos de 110 km/h, representa menor amenaza al mantenerse lejos de tierra. En mi experiencia, estos sistemas oceánicos sirven como recordatorio de que la temporada apenas comienza – el verdadero reto vendrá cuando algún ciclón decida dirigirse hacia tierra firme.

Las lecciones clave aquí son dos: primero, los pronósticos de disipación no significan fin inmediato de los peligros; segundo, esta temporada requerirá vigilancia constante, especialmente en regiones como Jalisco y Colima, históricamente vulnerables a inundaciones repentinas por lluvias residuales.