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El INE declara guerra a los reconocimientos en época de veda

El INE traza la línea roja para una candidata en plena veda electoral.

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En un giro tragicómico que solo la burocracia electoral podría concebir, el Instituto Nacional Electoral (INE) ha decidido que recibir un premio por no caerse de la silla durante una audiencia equivale a un golpe de Estado. La víctima: Paula María García Villegas Sánchez Cordero, cuyo delito consiste en ser hija de alguien y pretender que le den una palmadita en la espalda en plena veda electoral, ese sagrado periodo en el que, según el INE, los ciudadanos reflexionan sobre su voto con la misma profundidad con la que eligen una telenovela.

El proyecto de acuerdo, redactado con la urgencia de quien descubre una conspiración en un memé, advierte que si la candidata a ministra osa aparecer en público para recoger un trofeo —probablemente por “sobrevivir a un sistema judicial disfuncional sin perder la corbata”—, estará cometiendo un acto de propaganda ilegal. Porque, claro, nada influye más en el votante promedio que ver a una jurista recibir un diploma mientras sonríe con incomodidad, como si estuviera en la foto familiar de un divorcio.

El INE, en su infinita sabiduría, argumenta que mencionar el nombre de la candidata durante la ceremonia “generaría una desventaja para los otros aspirantes”. ¿Los otros? Ah, sí: esos seres invisibles cuyas trayectorias son tan irrelevantes que ni siquiera los micrófonos captan sus nombres. La lógica es impecable: si no pueden premiarnos a todos, que no premien a nadie. Así de simple. Como en kindergarten, pero con traje y toga.

Mientras tanto, la ciudadanía, ese ente abstracto al que el INE tanto protege de la malvada influencia de los méritos profesionales, sigue preguntándose si la “veda electoral” incluye también prohibir los spots de cerveza o los memes de políticos tropezando. Pero no, eso sería demasiado sensato. Mejor concentrarse en cazar brujas con diplomas. Porque, al fin y al cabo, ¿qué es la democracia si no un sistema donde hasta el reconocimiento debe ser neutral, insulso y, preferiblemente, anónimo?

Así las cosas, el mensaje del INE es claro: en época electoral, cualquier acto humano —respirar, parpadear, agradecer— puede ser interpretado como un arma de manipulación masiva. A menos, claro, que seas un influencer promocionando apuestas en TikTok. Eso sí es libertad de expresión.

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