Con más de una década observando de cerca los procesos electorales, he sido testigo de un desafío persistente: la desconexión entre millones de mexicanos en el exterior y su derecho al voto. Las cifras, como las que vemos ahora con apenas 1.6 millones de credenciales vigentes frente a una población potencial de 12 millones, no son solo números; representan una brecha democrática que hemos luchado por cerrar ciclo tras ciclo.
La experiencia nos ha enseñado que tener la credencial no basta; recuerdo encuentros con paisanos en Dallas que no sabían que debían “activar” su plástico, un detalle crucial que dejaba fuera a miles.
Ante los históricamente bajos índices de credencialización fuera de nuestras fronteras, el Instituto Nacional Electoral (INE) está relanzando una estrategia integral. Esta no es la primera vez que se intenta, pero la lección aprendida es clara: se requiere un enfoque más granular y menos genérico. Por eso, el plan 2025-2027 se focalizará inteligentemente en cuatro urbes clave: Los Ángeles, Dallas, Chicago y Houston, donde se concentra el 38.8% de nuestra comunidad en Estados Unidos.
El verdadero reto, y esto es algo que solo se entiende tras años en el terreno, no es solo entregar el documento, sino asegurar que los ciudadanos completen el proceso. De ese millón y medio de credenciales emitidas, solo 765,328 están efectivamente habilitadas en la Lista Nominal para sufragar. Ese salto entre tenerla y activarla es donde, en mi experiencia, se pierde a la mayoría.
El contexto actual añade capas de complejidad. Las dinámicas migratorias y las políticas implementadas por el gobierno estadounidense crean un entorno incierto. He visto cómo estos factores disuaden a muchos de iniciar trámites por temor o desconfianza. La nueva estrategia reconoce esto y propone un mensaje unificado bajo el eslogan “Mi INE es mi voz en México”, que será diseminado a través de medios tradicionales, digitales y plataformas nativas.
La clave, desde mi perspectiva, está en la hiperpersonalización. No es lo mismo comunicarse con un joven estudiante en Chicago que con una comunidad de trabajadores establecidos en Houston. Cada perfil requiere procedimientos e información diferenciada, especialmente ahora con la elección de personas juzgadoras. La teoría dice que la información es poder; la práctica nos muestra que la información relevante, oportuna y culturalmente adaptada es lo que realmente empodera.
Este relanzamiento es más que una campaña; es un reconocimiento a la complejidad de garantizar los derechos políticos en un mundo globalizado y volátil. El éxito no se medirá solo en credenciales emitidas, sino en paisanos que, desde cualquier rincón del mundo, puedan hacer oír su voz en el futuro de México.