El influencer que creyó que TikTok lo blindaría de las balas

En un giro tragicómico que solo México puede ofrecer, la Fiscalía General del Estado de Morelos anunció con la solemnidad de un parte de guerra que el influencer Camilo Ochoa, alias El Alucín, había sido convertido en un colador humano en su propia casa. Los vecinos, expertos en balística por experiencia propia, identificaron el sonido de detonaciones —que en cualquier otro país serían fuegos artificiales, pero aquí son solo el soundtrack de la mañana—.

Ochoa, quien creyó que subir videos a TikTok lo haría inmune a las balas, dedicaba sus días a sermonear a las nuevas generaciones sobre los peligros del narco, como si sus 42 años de sabiduría criminal fueran un máster en Harvard. Su error fue pensar que el Cártel de Sinaloa tenía sentido del humor. Spoiler: no lo tienen.

Mientras los usuarios de redes compartían sus videos —ahora convertidos en obituario interactivo—, quedó claro que Ochoa jugaba a la ruleta rusa con comentarios como “Vénganse, aquí también hay con queso”. Irónicamente, los sicarios aceptaron la invitación, aunque sin pedir queso extra.

La entrevista con Adela Micha fue el último acto de este reality show macabro, donde Ochoa admitió tener roces con grupos criminales. Menos roces y más balazos, resultó ser. Y así, mientras el país debate si los volantes de Culiacán eran fake news o lista de compras del narco, un influencer aprendió por las malas que en México, los likes no te salvan de los plomazos.