El ingenioso arte de facturar fantasías a la nación

En un sublime acto de prestidigitación financiera que haría palidecer a los magos más audaces, la siempre vigilante Fiscalía General de la República ha redescubierto la rueda. Resulta que una empresa de nombre tan ecológico y prometedor como Powergreen Technologies podría haber realizado el prodigio de facturar a la Comisión Federal de Electricidad por la módica suma de mil millones de pesos a cambio de… bienes tan etéreos como la honestidad de sus contratos.

Los documentos oficiales, con sus códigos tan crípticos como la voluntad de enmendar entuertos (Oficios SIARA UIFDGA/2025/001321 y compañía), revelan que la maquinaria se puso en marcha. La Unidad de Inteligencia Financiera, en un arrebato de celo burocrático, ha solicitado rastrear cada centavo manejado por los señores Moisés El Mann Arazi y Teófilo Zaga Tawil desde tiempos inmemoriales (2015, para ser exactos). La FGR, por su parte, custodia con devoción la carpeta de investigación FED/DGCAP/UNAI-CDMX/0000042/2020, un monumento a la paciencia institucional.

La joya de la corona es el Contrato de Suministro de Equipos 700490362, una obra maestra de la literatura fantástica donde la CFE habría quedado obligada a pagar sin que nadie, ni siquiera el más entusiasta de los funcionarios, pudiera verificar físicamente la existencia de los equipos. La Secretaría de la Función Pública,
en un golpe de genio, ha ordenado la revolucionaria idea de… ¡comprobar si las cosas se entregaron! Un concepto tan radical que bien podría aplicarse a otros mitos nacionales.

El elenco de esta farsa es de primera. Powergreen, una firma con un consejo de administración de lujo y un director general, Alberto Sacal El Mann</strong, encargado de administrar los flujos de esa creatividad contable. Para darle un toque de realismo mágico, la empresa compartía domicilio con Telra Realty, ya famosa en otras sagas del erario público como el caso Infonavit. La trama se enreda más con E-Group Holding, controladora de Fibra Uno, demostrando que en el mundo de las grandes finanzas, todos están admirablemente interconectados.

El giro argumental más delicioso es el antecedente: en 2020, los mismos hermanos El Mann Arazi entregaron 2,000 millones de pesos a la FGR bajo un criterio de oportunidad, un eufemismo legal tan elegante que detuvo una investigación por lavado de dinero. Aquel acto de contrición monetaria, sin embargo, no cubría este nuevo episodio de ingeniería contractual. Así, el circo de la justicia puede levantar el telón una vez más, demostrando que en el gran teatro de la impunidad, la función siempre debe continuar.

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