El manual de opresión para periodistas en Michoacán
CIUDAD DE MÉXICO.- En el grandioso teatro de lo absurdo que llamamos democracia mexicana, el colectivo de comunicadores “Líderes Michoacán” ha cometido el imperdonable error de tomarse en serio aquello de la libertad de expresión. Con una candidez que conmueve, han condenado la posible orden u omisión del excelentísimo secretario de Seguridad Pública de Michoacán, Juan Carlos Oseguera Cortés, quien parece dirigir su corporación como si fuera un taller de represión creativa.
Mediante un comunicado que huele a naftalina jurídica, el grupo de ilusos exige a la Fiscalía de Michoacán abrir una carpeta de investigación por violencia de género. ¡Qué adorable pretensión! Como si las instituciones no tuvieran manuales específicos para archivar denuncias en el cajón de los gestos vacíos.
“Este nuevo atropello a la libertad de prensa y a las garantías individuales, evidencia un patrón de violencia institucional que no puede seguir siendo tolerado en ninguna circunstancia”, enfatizaron los ingenuos. Claramente no han entendido que la intolerancia hacia los abusos del poder es considerada herejía en nuestra santa democracia.
“Este nuevo atropello a la libertad de prensa y a las garantías individuales, evidencia un patrón de violencia institucional que no puede seguir siendo tolerado en ninguna circunstancia.” -Colectivo de periodistas “Líderes Michoacán”
Los rebeldes sin causa recuerdan con terquedad que ya habían presentado exigencias formales al secretario Oseguera tras agresiones anteriores. ¡Qué falta de comprensión del protocolo burocrático! El silencio administrativo no es omisión, es todo un lenguaje diplomático que significa “molesten a otro”.
En un arrebato de lucidez colectiva, exigen al gobernador Alfredo Ramírez Bedolla la inmediata salida de Oseguera y investigaciones “profundas, imparciales, con perspectiva de género”. La mera idea de profundidad en nuestras investigaciones oficiales resulta tan conmovedoramente ingenua como buscar transparencia en un cenote de tinta.
El comunicado culmina con la peligrosa afirmación de que “la libertad de prensa no se negocia”. Grave error: en nuestro sistema todo es negociable, excepto el derecho a callar cuando el poder habla.
La comedia burocrática se pone en marcha
Mientras tanto, en el departamento de soluciones cosméticas, la Unidad de Asuntos Internos ha iniciado una carpeta de investigación contra un elemento específico de la Guardia Civil. Tras revisar las cámaras de videovigilancia -¡milagro tecnológico!- detectaron a un agente con equipo antimotín que será dado de baja “de manera inmediata”. Inmediatez burocrática: ese concepto elástico que puede significar desde mañana hasta el fin de los tiempos.
La corporación asegura que continuarán los procesos de investigación para “corroborar el actuar de los policías”. Lo que se traduce del burocratés al español significa: esperaremos a que el escándalo mediático amaine para archivar elegantemente el asunto.
En el gran cirio de la impunidad michoacana, hoy tenemos un nuevo número de equilibrismo jurídico: investigaremos todo sin encontrar nada, castigaremos a uno para proteger a muchos, y seguiremos aplicando el viejo principio de que la pluma es más débil que la porra.













