El Mundial 2026 como catalizador de la reinvención gastronómica

La industria restaurantera, aún tambaleándose en la sombra alargada de la pandemia, se encuentra al borde de una transformación sin precedentes. Gregorio Godoy Ramírez, al frente de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (CANIRAC) en Jalisco, no ve solo un evento deportivo en el horizonte; vislumbra una oportunidad tectónica para redefinir la experiencia gastronómica local.

¿Y si el legado más perdurable del Mundial no fuera un trofeo, sino un ecosistema culinario resiliente y certificado? Frente a las caídas importantes del primer semestre de 2025, la expectativa de tres millones de visitantes no es solo una inyección de capital; es un laboratorio vivo de escala masiva. El estadio albergará a 46,000 espectadores, pero el verdadero campo de juego serán los comedores, terrazas y patios de toda la región.

La estrategia disruptiva: convertir la afición global en una inmersión sensorial. No se trata solo de vender comida, sino de exportar cultura jalisciense. La colaboración con la FIFA para integrar a los restauranteros tapatíos en el Fan Fest desafía el modelo convencional de patrocinios globalizados, priorizando la autenticidad sobre la homogeneización. Es una apuesta por el patrimonio gastronómico como imán turístico.

El distintivo FIFA en desarrollo es más que un sello; es un pacto de confianza y una ventaja competitiva en un mercado global. Certificar el manejo higiénico, el inglés básico, la seguridad y la no discriminación no son meros trámites, son los pilares de una nueva marca destino. Esta iniciativa, extendida a polos turísticos como Puerto Vallarta, Tequila y Los Altos, teje una red de calidad que trasciende la Zona Metropolitana de Guadalajara.

El partido crucial no se jugará en el césped, sino en las cocinas. El resultado final: demostrar que los momentos de mayor presión pueden cocinar las innovaciones más sabrosas.

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