Conéctate con nosotros

Nacional

El optimismo estadístico choca con la realidad del consumidor

Los datos oficiales pintan un panorama de optimismo, mientras la realidad cotidiana susurra una historia muy diferente al ciudadano común.

Avatar

Publicado

en

El Jubiloso Ascenso a la Cima de la Ilusión Numérica

En un alarde de euforia matemática que haría sonrojar al más crédulo de los personajes de Orwell, los augustos templos de la data, el INEGI y Banxico, han proclamado una nueva revelación: la confianza del consumidor ha emprendido un vuelo casi mitológico, elevándose en agosto a la estratosférica cifra de 46.73 puntos. ¡Una subida de 0.7 unidades! Cifra que, sin duda, hará que las familias olviden instantáneamente el precio de la tortilla y celebren con champán… si es que les alcanza.

Cuatro de los cinco componentes del indicador, esos arcángeles de la percepción económica, han bendecido a la nación con su aprobación. La situación económica futura del hogar brilla con un esplendor cegador (+0.8 puntos), mientras la perspectiva del país, tanto presente como futura, es tan radiante que requiere gafas de sol (+0.6 y +1.0 unidades). Y he aquí el milagro supremo: la posibilidad de comprar bienes duraderos se ha disparado. ¡Sí! Los miembros del hogar no solo sueñan con un refrigerador nuevo, sino que el indicador sugiere que casi, casi pueden tocarlo (+1.1 puntos).

Por supuesto, en este edén estadístico, había que incluir un guiño a la verosimilitud. Un modesto y casi imperceptible retroceso de 0.05 puntos en la situación económica presente del hogar respecto al año pasado. Un detalle nimio, una simple anécdota para que los aguafiestas no digan que todo es perfecto en el reino de los gráficos y las proyecciones.

La joya de la corona de este esperpento llega con los indicadores complementarios. La fe en comprar o remodelar una casa en dos años ha crecido con un vigor envidiable (+1.4 unidades). Una noticia maravillosa para todos aquellos que, tras pagar la renta, les sobran exactamente cero pesos para un enganche. La perspectiva sobre los precios también es alentadora, lo que sugiere que los ciudadanos ven con beneplácito el futuro encarecimiento de la vida.

Y para equilibrar tanta alegría desbordante, la realidad se asoma por la puerta de atrás: la posibilidad de ahorrar se desploma (-1.5 puntos) y las vacaciones se esfuman en el horizonte (-1.2 unidades). Porque, al fin y al cabo, ¿quién necesita ahorrar o descansar cuando se posee la intangible y sublime riqueza de la confianza?

En el gran teatro de la economía nacional, los números bailan un vals elegante para las autoridades, mientras el pueblo baila con una piedra en el zapato. Una vez más, se demuestra que la mejor manera de resolver los problemas es midiéndolos con extremo cuidado hasta que las cifras digan exactamente lo que queremos oír.

Lo mas visto del día