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Nacional

El peregrinaje burocrático de Rubio en la Roma de asfalto

Un viaje épico por la jungla de asfalto capitalina pone a prueba la paciencia de un ilustre visitante.

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CIUDAD DE MÉXICO.- En un despliegue de hospitalidad nacional sin precedentes, el ilustrísimo Secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, fue sometido a un tour de iniciación obligatorio por las sagradas arterias de concreto de la metrópoli, tras aterrizar en el faraónico Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA).

Los dioses del caos vial, complacidos por la ofrenda de una diluviana lluvia vespertina, decidieron honrar al huésped con una ceremonia de bienvenida que incluyó la consagración de nuevas vías fluviales en Indios Verdes y la remodelación express de la autopista México-Pachuca. El ritual, diseñado para probar la paciencia de los elegidos, generó un éxtasis de inmovilidad automovilística en la región.

El estadista, descendido de su carruaje volante a las 18:27 horas, emprendió una odisea de precisamente 110 minutos —una efeméride que los cronistas registrarán para la posteridad— hacia el santuario del Hotel Presidente Intercontinental en Polanco. Este viaje alegórico, más largo que algunas sesiones del Senado de su país, le permitió contemplar la filosofía de la planificación urbana del siglo XXI en su máxima expresión.

El eminentísimo visitante, programado para un conclave con la Presidenta Claudia Sheinbaum, fue convenientemente liberado de actos públicos nocturnos, presumiblemente para permitirle meditar sobre las profundas lecciones de logística y resiliencia recién adquiridas. Tras el histórico encuentro, Rubio y el Canciller Juan Ramón de la Fuente compartirán las revelaciones obtenidas de esta experiencia en una conferencia de prensa en la Secretaría de Relaciones Exteriores, donde quizás se anuncie un nuevo fondo internacional para el estudio de la paciencia humana en entornos de movilidad crítica.

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