El PRI es desterrado del paraíso socialista por pecados de herejía práctica

Un Desahucio Ideológico de Altos Vuelos

En un acto de purga que hubiera enrojecido de orgullo a los inquisidores más estrictos, la Internacional Socialista, ese venerable club de aspirantes a la virtud progresista, ha procedido a la expulsión definitiva del Partido Revolucionario Institucional. El veredicto fue emitido desde la soleada Malta, bajo el severo escrutinio del Gran Inquisidor en funciones, Pedro Sánchez, quien, entre pausas para formar gobierno, encontró tiempo para dictar sentencia contra la herejía priista.

La Anatomía de un Cisma Moderno

¿Cuál fue el pecado imperdonable? No, no fue la secular maquinaria de clientelismo, ni la histórica digestión de principios a conveniencia, ni siquiera su metamorfosis de partido-Estado a adorno opositor. El organismo, con una paciencia de santo, explicó que la gota que colmó el vaso de la fraternidad universal fueron las acciones de su sumo pontífice, Alejandro Moreno. He aquí la ironía suprema: el mismo individuo que hasta julio de 2024 ocupaba la vicepresidencia mundial del circo y denunciaba con lágrimas de cocodrilo la “erosión democrática”, fue devorado por el monstruo de su propia farsa. Su mera existencia se volvió una contradicción ambulante tan estridente que hasta los oídos más sordos de la burocracia ideológica no pudieron soportarla.

El Espectáculo Sublime que Selló el Destino

El momento catártico, la escena que pasará a los anales de la diplomacia proletaria, fue un ballet de puñetazos y empujones con el entonces senador Gerardo Fernández Noroña, un caballero cuya retórica es tan moderada como un huracán. Este duelo de titanes, ampliamente diseminado para regocijo de las masas, fue el equivalente moderno a un duelo a muerte en el hemiciclo. A este poema sinfónico en movimiento, el líder priista añadió una oda lírica, calificando al gobierno de Claudia Sheinbaum como un “Gobierno de mierda“. Palabras que, sin duda, extrañó de los manuales de dialectica marxista y el decoro socialdemócrata.

El Legado de un Paria con Corbata

Así, el PRI es expulsado de la Internacional Socialista, perdiendo un carnet que lustró durante treinta años. El partido que una vez definió la realpolitik mexicana ahora vaga por el desierto, no por traicionar sus ideales—acto imposible para un camaleón—sino por fallar en el arte supremo de la hipocresía discreta. Ha sido castigado, no por ser lo que siempre fue, sino por dejar de fingir con elegancia. Una lección para las generaciones futuras: en el gran teatro de la política global, puedes ser cualquier cosa, menos evidente.

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