El Faraónico Coloso de Acero, o la Máquina que Avanza Sobre Todo (Incluidas las Expectativas)
En un giro narrativo que ni el más imaginativo guionista del realismo mágico se atrevería a plasmar, el Mastodonte Interoceánico, esa alegoría rodante del progreso inexorable, ha decidido, en un acto de soberbia metálica, desviarse de su ruta predestinada. No contento con unir mares, optó por unir a un periodista con la eternidad. Israel Gallegos Soto, director de “Oaxaca Mundo News“, tuvo el dudoso privilegio de convertirse en el primer corresponsal embebido –literalmente– en la cobertura del desastre de la obra faraónica.
El Sindicato Llora en Perfecto Comunicado, Mientras el Tren Silba en la Lejanía
El Sindicato Nacional de Medios de Comunicación (SINMCO), en un despliegue de dolor perfectamente puntuado y libre de erratas, “despidió con profundo dolor” a su colega. Destacaron, con una ironía no buscada pero devastadora, su carácter solidario y su ayuda para construir la constitución del gremio. Qué bello símbolo: un hombre que ayudó a redactar normas de convivencia, muerto en un suceso que evidencia la ausencia de normas de seguridad. Su pareja, testigo involuntaria de esta sátira trágica, ahora descansa –o lucha– en el anonimato hospitalario, otro dato estadístico en la épica del desarrollo.
Epílogo para una Alegoría Nacional
Así, el tren que prometía ser la columna vertebral de la modernidad se revela como una metáfora perfecta: avanza a toda costa, rugiendo consignas de futuro, mientras deja tras de sí un reguero de escombros y preguntas sin respuesta. Los cronistas del poder, aquellos que deberían narrar la epopeya, son ahora los protagonistas involuntarios de su primer gran fracaso. El Istmo de Tehuantepec ya no es solo un corredor logístico; es el escenario donde el cuento del progreso descarriló, literalmente, sepultando bajo acero y promesas rotas a quien solo quería contarlo.















