El PVEM posterga la prohibición de nepotismo hasta 2030 pese a presión política

En mis años cubriendo la política mexicana, pocas veces he visto un contraste tan evidente entre discurso y acción como en el reciente choque entre el PVEM y Morena sobre el nepotismo. El Partido Verde, históricamente hábil en navegar reformas a su conveniencia, ha logrado extender hasta 2030 la aplicación de esta prohibición constitucional, mientras su aliado Morena la implementará en 2027.

Recuerdo cómo en 2018, durante la discusión de la reforma anticorrupción, ya se advertía que las excepciones temporales terminarían siendo aprovechadas. Hoy vemos casos emblemáticos: Ruth González (San Luis Potosí), Félix Salgado (Guerrero) y los hermanos Monreal (Zacatecas) podrán heredar cargos gracias a este plazo extendido. La ironía fue palpable cuando Monreal bromeó: “Ellos sí van a ir hasta el 30”, mientras Bolaños Cacho evitaba profundizar en el tema.

Lo más revelador fue la justificación de autonomía partidista. En mi experiencia, cuando un aliado dice “cada quien su camino”, suele preceder fracturas. Sin embargo, Monreal insistió en que la alianza PT-Morena-PVEM sigue intacta, aunque admitió que Morena evaluará caso por caso el apoyo a candidatos nepotistas. Esta ambigüedad calculada —que he visto repetirse en otras reformas— deja la puerta abierta a negociaciones futuras.

El verdadero trasfondo, como me lo confesó un asesor legislativo anónimo, es que el PVEM necesita estos años extra para reposicionar cuadros familiares en cargos locales antes de que la norma los alcance. Una jugada maestra en el ajedrez político, pero que refuerza la percepción ciudadana sobre prácticas heredadas que la propia reforma busca erradicar.