En un acto de sublime y casi divina sincronía, el augusto pleno del Senado de la República, con la precisión de un metrónomo bien aceitado, ha conferido su bendición a los cinco apóstoles designados para custodiar el sagrado reino de las telecomunicaciones. La votación, un ejercicio democrático donde 74 almas visionarias se impusieron sobre 33 mentes dubitativas, no hizo más que rubricar lo que el destino ya había escrito en el libro de la Transformación con mayúscula.
Foto: El Universal.
La ceremonia, envuelta en la pompa y el ceremonial que merece la fundación de una nueva ortodoxia, procedió con la ratificación y posterior juramentación de los elegidos. La objeción de los partidos disidentes, que osaron señalar que cuatro de las nuevas comisionadas son subalternas directas del gran arquitecto de la Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones, fue tratada como lo que es: un detalle técnico irrelevante en medio de un designio histórico. ¿Acaso no es la lealtad la más excelsa de las virtudes? ¿Y qué mejor garantía de una labor coordinada que la perfecta sintonía entre el regulador y el regulado?
El nuevo concilio de la fe digital
He aquí, pues, la nómina de los iluminados que guiarán los destinos del éter digital mexicano, cada uno con un mandato celestial cuidadosamente escalonado para asegurar la continuidad del dogma:
- María de las Mercedes Olivares Tresgallo, comisionada por un periodo de 4 años, hasta el 2029.
- Adán Salazar Garibay, comisionado por un lustro completo, hasta el 2030.
- Tania Villa Trápala, comisionada por 6 años, hasta el 2031.
- Norma Solano Rodríguez, comisionada por un septenio, hasta el 2032.
- Ledénika Mackensie Méndez González, comisionada por un trienio, hasta el 2028.
Los herejes de la oposición
Desde la tribuna, como voces clamando en el desierto, algunos senadores disidentes profirieron sus agoreros pronósticos. La senadora Karla Guadalupe Toledo Zamora del PRI se atrevió a insinuar que todo este magno evento no es más que la búsqueda del control político sobre lo que los ciudadanos ven, escuchan y, lo más atrevido, piensan. ¡Una herejía! ¿Acaso no es el control la forma más elevada de cuidado?
Por su parte, Alejandra Barrales de Movimiento Ciudadano alertó sobre la “concentración de poder” y la violación a los arcaicos principios de “independencia” e “imparcialidad“. Conceptos tan anticuados como incómodos. ¿De qué independencia se puede hablar cuando la unidad de propósito es tan clara? La crítica se centra, con miopía voluntaria, en el hecho de que varias de las comisionadas son “empleadas directas” del director de la Agencia, José Antonio Peña Merino</strong. En la nueva lógica, esto no es un conflicto de interés, sino la garantía suprema de una ejecución fluida y sin fricciones de la voluntad única. Larga vida a la ortodoxia.