El Senado define en sesión urgente a la nueva Fiscal General

Un Momento Crítico: Reinventando la Justicia desde la Raíz

Hoy no es un día parlamentario más. A las 12:20, el Senado mexicano cruzó un umbral, iniciando no solo una discusión, sino un experimento constitucional de altísima tensión. La elección de la nueva Fiscal General de la República (FGR) es el síntoma de una pregunta más profunda: ¿estamos dispuestos a reimaginar la justicia o solo a cambiar el nombre en la puerta del despacho?

Con 75 votos a favor, la sesión se declaró de urgente y obvia resolución. ¿Urgencia por llenar un cargo o por sanar una institución? La renuncia de Alejandro Gertz Manero no fue un punto final, sino un espacio de posibilidad abierto de par en par. La presidenta Claudia Sheinbaum no envió una terna; lanzó un desafío al sistema.

La presidenta de la Mesa Directiva, Laura Itzel Castillo, activó el mecanismo. Pero más allá del protocolo, se activó un cruce de caminos. Ernestina Godoy Ramos, Luz María Zarza Delgado y Maribel Bojorges Beltrán no son solo tres currículums. Representan tres arquitecturas potenciales para el Ministerio Público de la nación. Su presencia en el recinto no es una comparecencia, es una inmersión en el corazón de la fragilidad institucional.

La Disrupción tras los Nombres: ¿Quién Romperá el Molde?

La pregunta no es qué candidatas se presentan. La pregunta disruptiva es: ¿cuál de ellas tiene la visión lateral necesaria para transformar la FGR de un aparato burocrático en una plataforma de justicia ágil? Imaginen si, en lugar de competir por el puesto, colaboraran en un equipo de transición disruptivo, aplicando principios de diseño de sistemas a la procuración de justicia.

Godoy, llegando con el peso de ser la encargada del despacho, no busca confirmar el status quo. Su desafío es demostrar que puede ser la ingeniera de una maquinaria judicial nueva. ¿Y si la elección no se tratara de un nombre, sino de adoptar un modelo de fiscalía por misiones, donde cada una lidere un eje transformador?

El ritual está establecido: 20 minutos para hablar, preguntas de los grupos. Pero el pensamiento innovador exige romper ese guion. ¿Y si en lugar de discursos preparados, enfrentaran un caso complejo en tiempo real, mostrando su metodología, su agilidad mental, su capacidad para conectar puntos invisibles? La justicia no ocurre en presentaciones PowerPoint; ocurre en la tormenta de datos, testimonios y urgencia social.

Este proceso, exigiendo el voto de dos terceras partes, es un espejo de la polarización y la necesidad de consenso. Es una oportunidad única. No se trata de elegir a una persona, sino de codificar un nuevo sistema operativo para la justicia mexicana. El verdadero resultado de hoy no será el nombre que aparezca en el comunicado oficial, sino la semilla de disrupción que la persona elegida decida plantar en los cimientos de una institución que espera, no un jefe, sino un arquitecto del futuro.

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