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El sol también se levanta para iluminar los discursos oficiales

Un faro de progreso que ilumina el futuro con promesas solares y sombras de realidad. La revolución energética se anuncia con bombo y platillo.

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En un alarde de clarividencia futurista que dejaría pálido al mismo Julio Verne, la Gran Conductora del Reino del Bienestar™ ha desvelado su más reciente artilugio para salvar a la plebe de las garras de la oscuridad y los combustibles fósiles.

Desde su trono en Palacio Nacional, durante el sagrado ritual matutino de la conferencia de prensa, la Mandataria Federal anunció con solemnidad casi religiosa el Plan de Fortalecimiento y Expansión 2025-2030, un compendio de buenas intenciones que promete más milagros que el catálogo de reliquias medievales.

“Nos ponemos a la vanguardia de las energías renovables“, proclaimó la líder, mientras sus acólitos ministeriales asentían con devoción cuasi dogmática. La ironía de proclamar vanguardia con tecnología que otros países implementaron hace décadas parecía escapársele a toda la congregación.

La corte de la Secretaría de Energía, encabezada por la sumisa sacerdotisa Luz Elena González, no se quedó atrás en este festival de autocelebración. “Marca un precedente único al ser el primero en México”, anunció con la gravedad de quien descubre el fuego por segunda vez, omitiendo convenientemente que el resto del planeta lleva años cocinando con estas mismas hornillas solares.

La santa Comisión Federal de Electricidad, esa institución paradigmática de eficiencia y modernidad, será la encargada de materializar este prodigio tecnológico. ¡Qué alivio saber que la misma organización que nos brinda apagones poéticos y facturas surrealistas ahora dominará los complejos mecanismos de concentración solar!

El sumo sacerdote de la transición energética, Jorge Islas Samperio, nos iluminó con perlas de sabiduría técnica: “tecnología de capacidad firme”. Traducción: quizás funcione cuando no esté nublado, o cuando los dioses solares del cuarto transformador estén de buen humor.

La directora de la CFE, Emilia Calleja, culminó la ceremonia revelando el detalle más trivial: la obra llevará de 36 a 48 meses. Tiempo suficiente para que tres temporadas de huracanes, dos cambios de gabinete y una reforma eléctrica posterior decidan que en realidad era mejor importar carbón de Plutón.

Mientras tanto, en Baja California Sur, los ciudadanos contemplan con esperanza este monumental proyecto que promete resolver sus problemas energéticos… justo para cuando sus nietos terminen la preparatoria y puedan apreciar plenamente el milagro de la energía termosolar.

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