El techo del IMSS Bienestar se derrumba como sus promesas

En un acto de poesía burocrática, el IMSS Bienestar de Veracruz decidió que sus pacientes ya no necesitaban protección contra las inclemencias del tiempo. Las lluvias torrenciales, esas insolentes manifestaciones de la naturaleza que no consultan el presupuesto federal, derribaron una estructura metálica sobre cuatro ciudadanos que, en un exceso de optimismo, creyeron que un hospital era el lugar más seguro para esperar atención médica.

El suceso ocurrió en la Unidad de Salud El Coyol, donde el pasante de agua (el único “pasante” que cumple horarios en el lugar) se desplomó sobre los usuarios, ofreciendo una terapia de impacto gratuita. Los lesionados fueron trasladados al Hospital General No. 71, cuya estructura -ironías del destino- sigue en pie… por ahora.

Testigos afirman haber visto al sistema de salud público hacer lo que mejor sabe: colapsar elegantemente mientras las autoridades prometen investigar si la culpa fue de la lluvia, de la corrosión o de ese ciudadano que preguntó cuándo tendrían medicamentos.

Este incidente se suma al catálogo de performance artísticos institucionales, donde el ahorro en mantenimiento se convierte en gasto en ambulancias. Mientras tanto, los funcionarios aseguran que el verdadero problema son los pacientes que no aprecian el diseño vanguardista de instalaciones que integran el exterior con el interior.